Este es un tema del que se habla mucho, pero pocas veces se defiende, y realmente en la red y en la literatura, la información es escasa.
Por: Alex Grandet | Fuente: Catholic.net
Los papas viciosos y la Infabilidad Pontificia, ¿Pueden ser compatibles?
Dante coloca a Nicolás III en la fosa de los simoníacos, y la misma suerte le espera a Bonifacio VIII. Dante es conciente de los vicios papales de su tiempo, y se horroriza que alguien así, ocupe la Barca del Pescador.
Inicia su canto 19 del Infierno así:
“¡Oh Simón mago! ¡Oh miserables sectarios suyos, almas rapaces, que prostituís a cambio de oro y plata las cosas de Dios, que deben ser las esposas de la virtud!”
Y su conversación con Nicolás III termina así:
“¡Ah Constantino! ¡A cuantos males dio origen, no tu conversión al cristianismo, sino la donación que de ti recibió el primer papa que fue rico!”
Pero observemos algo: A pesar de palabras tan duras, Dante no abjura del papado, sino que siente respeto por él:
Le dice a Nicolás III: “…y si no fuese por que aún me contiene el respeto a las llaves soberanas que poseíste en tu alegre vida, empelaría palabras mucho más severas.”
El Diablo, haciendo uso de los pecados papales de antaño, los utiliza como armas hogaño, para atacar el dogma divinamente revelado, y que le conocemos como la Infabilidad Papal.
Pero, ¿Puede un papa vicioso ser infalible? ¿Es compatible el pecado con la infabilidad? ¿Se puede comprobar bíbicamente que un pecador pueda ser infalible?
A continuación, les presento mi reflexión al respecto:
I. ORIGEN DE LA INFABILIDAD PAPAL
Mateo 16,17-19 “Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»”
Vemos tres hechos dogmáticos en este pasaje:
- 1- Jesús le dice a Simón que es la Piedra.
- 2- Le promete darle las llaves del Reino de los Cielos.
- 3- Le da el poder de atar y desatar.
Cristo nombra a Simón hijo de Jonás con el curioso nombre arameo de Kefas (piedra, singular) que también puede ser usado como "promontorio, elevación del terreno. Lo curioso es que el nombre Kefas es como si fuera un reflejo del nombre del Sumo Sacerdote: "kaifás" (sign. "valle" o " depresión" en arameo).
Esta curiosa elección de Jesús es llamativa. El Mesías debía venir para unir la corona y el sacerdocio en la misma persona. Rey y Sacerdote a la manera de Melquisedek. Al afirmar "eres el Mesías el Hijo del Dios Vivo", Simón reconoce en Jesús al legítimo Rey y Sacerdote de Israel y acto seguido Jesús le cambia el nombre, lo llama Kefas y le entrega la "llaves" o sea, lo hace mayordomo de su casa, la casa real de David siguiendo la usanza de los reyes davídicos, algo que los apóstoles (todos judíos) parados ahí deben haber reconocido inmediatamente.
Jesús llama a Simón, Kefas, ¿por qué?
Jesús quiso llamar la atención al lado espiritual de la mayordomía que estaba confiriendo en Simón Pedro por medio de ponerle un nombre que contrastara con el del usurpador del Sumo Sacerdocio, Kaifás. Este no reconocía a Jesús, pero el humilde Simón sí.
Kaifás/Kefas es un sutil juego de palabras y una afirmación de la soberanía de Cristo en lo terrenal y en lo espiritual. Este reflejo (Valle/Promontorio, Pozo/Piedra) resulta extrañamente presente en la particular posición en la que Pedro fue crucificado, en forma inversa a la de Jesús como reflejando también la muerte de su Amo y Señor pero sin dignarse a la misma posición exacta.
Dos reflejos místicos en la vida de este hombre designado a ser el primer vicario de la Historia.
2- Le promete darle las llaves del Reino de los Cielos
Continuando con Mateo 16, consideremos ahora el versículo 19: Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos. Vemos que Jesús solamente dio las llaves a Pedro, no a los demás Apóstoles. Es decir que el poder que tiene Pedro no es compartido con otros aunque la Biblia habla de que Dios abre puertas.
¿Cuáles son las "llaves del Reino"?
2- Le promete darle las llaves del Reino de los Cielos
Continuando con Mateo 16, consideremos ahora el versículo 19: Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos. Vemos que Jesús solamente dio las llaves a Pedro, no a los demás Apóstoles. Es decir que el poder que tiene Pedro no es compartido con otros aunque la Biblia habla de que Dios abre puertas.
¿Cuáles son las "llaves del Reino"?
En Mateo 16, 19, Jesús cumple una profecía bíblica: Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; y cerrará, y nadie abrirá. Y lo hincaré como clavo en lugar firme; y será por asiento de honra a la casa de su Padre (Isaías 22, 22-23). Es el único lugar en el Antiguo Testamento donde las llaves son simbólicas (ver Jue 3, 25), entonces tiene que ser que Mt 16, 19 se refiere a éste.
La Iglesia es ahora la Nueva Casa del Nuevo Rey David (Hch 15, 16). El Rey Jesús tiene las llaves (Ap 3, 7) y ahora, como cualquier rey, se las confía al cuidado de su mayordomo Pedro. Algunas personas tratan de usar el argumento de que Is 22, 22 refiere a Jesús porque el profeta anunció al Señor. Es verdad que Isaías profetizó a Jesús.
La Iglesia es ahora la Nueva Casa del Nuevo Rey David (Hch 15, 16). El Rey Jesús tiene las llaves (Ap 3, 7) y ahora, como cualquier rey, se las confía al cuidado de su mayordomo Pedro. Algunas personas tratan de usar el argumento de que Is 22, 22 refiere a Jesús porque el profeta anunció al Señor. Es verdad que Isaías profetizó a Jesús.
Pero el capítulo 22, 22-23 no habla de Jesucristo. El rey Ezequías, el descendiente real del trono de David le hace mayordomo del palacio a Eliaquim. La profecía sobre las llaves trata de Eliaquim, no del rey quien las entrega. Jesús en Apocalipsis 3, 7 tiene la llave de David, pero él no es mayordomo.
Como los reyes del Antiguo Testamento, Jesús, descendiente del trono de David, da las llaves a Pedro su mayordomo. En resumen, las llaves son símbolo de autoridad.
¿Qué está haciendo Jesús? Además de cumplir la profecía de Isaías, Jesús usa un ejemplo de la realidad de su tiempo. Cada rey (David, Salomón, Herodes, César) tenía un palacio y el rey escogía un mayordomo (Ver por ejemplo Is 36, 22; Gn 41, 40) a quien le encargaba abrir y cerrar la puerta del palacio (es decir todas las oficinas de los ministros), manejar todos los asuntos de reino, sellar o no todos los documentos importantes y cuidar el tesoro del rey (Is 22, 15). Ver el papel del portero en Mr 13, 32-34. " Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele”
Jesús es el Rey y él da este encargo a Pedro. Pedro tiene la autoridad de abrir y de cerrar, entonces él es instrumento de acceso al rey y se encarga del tesoro que Jesús nos quiere dar (mencionado en Mt 6, 20).
En Jn 10, 2-3 leemos: “…pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera”. Son dos personajes: el Pastor y el portero. El Portero tendrá las llaves por supuesto.
En resumen, Jesús tiene las llaves (Ap 3, 7) y se las da a Pedro para edificar su Iglesia. Y ésta pertenece a Jesucristo, no a Pedro: edificaré mi Iglesia.
3- Le da el poder de atar y desatar.
El poder de atar y desatar en Mt 16, 19 se refería a asuntos legales religiosos del pueblo de Dios. Se trata de doctrina (enseñanzas) y del poder de tomar decisiones, de declarar lo que está permitido y lo que está prohibido.
Cristo le entregó la Mayordomía a Pedro después de la Resurrección:
"Simón, Hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Contestó: Sí. Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: apacienta mis corderos… apacienta mis ovejas… apacienta mis ovejas". Jn 21, 15-18
Es el último evangelio, en el último capítulo y durante los últimos momentos que Jesús compartía con los Apóstoles. Fue en esos momentos, sabiendo que los iba a dejar y habiéndoles prometido que les enviaría el Espíritu Santo, aun así, sabe que tiene que dejar a alguien como pastor visible y confirma a Pedro diciéndole que apaciente sus ovejas y corderos. Jesús había dicho que él era el Buen Pastor, y ahora que él no va a estar físicamente, le deja esta responsabilidad a Pedro.
Entonces vemos que la Primacía de Pedro, así como su Infabilidad son de origen divino, por lo tanto, un don de la Santísima Trinidad a la Iglesia y al mundo.
La reflexión anterior conduce a la que hoy nos ocupa:
Por desgracia, junto a ellos, hubo papas viles, viciosos y muy pecadores, tal y como Dante con dolor denunció en su Magistral Obra. Pero el pecado, no es óbice para no creer en la Infabilidad Papal. Y deseo probar con tres puntos, que aunque un hombre sea pecador, también puede tener ese don de Dios.
Punto 1. El hecho que haya papas extremadamente santos junto a papas viciosos es una prueba que la Iglesia Católica es la Iglesia verdadera.
Mat 13:47 “También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos”.
Cristo compara el Reino de los cielos, del cual Pedro tiene la llave, a una red que recoge peces buenos y malos. Cristo nunca dijo que en el Reino, la Iglesia, solo habría peces buenos. Él claramente habló de peces malos que en la red, caen junto a los peces buenos.
Jesús claramente dijo que en su Iglesia habría santidad y pecado.
Mejor dejemos que sea el mismo Cristo quien nos explique esa doctrina:
Mateo 13, 37-43:
¿Qué está haciendo Jesús? Además de cumplir la profecía de Isaías, Jesús usa un ejemplo de la realidad de su tiempo. Cada rey (David, Salomón, Herodes, César) tenía un palacio y el rey escogía un mayordomo (Ver por ejemplo Is 36, 22; Gn 41, 40) a quien le encargaba abrir y cerrar la puerta del palacio (es decir todas las oficinas de los ministros), manejar todos los asuntos de reino, sellar o no todos los documentos importantes y cuidar el tesoro del rey (Is 22, 15). Ver el papel del portero en Mr 13, 32-34. " Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele”
Jesús es el Rey y él da este encargo a Pedro. Pedro tiene la autoridad de abrir y de cerrar, entonces él es instrumento de acceso al rey y se encarga del tesoro que Jesús nos quiere dar (mencionado en Mt 6, 20).
En Jn 10, 2-3 leemos: “…pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera”. Son dos personajes: el Pastor y el portero. El Portero tendrá las llaves por supuesto.
En resumen, Jesús tiene las llaves (Ap 3, 7) y se las da a Pedro para edificar su Iglesia. Y ésta pertenece a Jesucristo, no a Pedro: edificaré mi Iglesia.
3- Le da el poder de atar y desatar.
El poder de atar y desatar en Mt 16, 19 se refería a asuntos legales religiosos del pueblo de Dios. Se trata de doctrina (enseñanzas) y del poder de tomar decisiones, de declarar lo que está permitido y lo que está prohibido.
Cristo le entregó la Mayordomía a Pedro después de la Resurrección:
"Simón, Hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Contestó: Sí. Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: apacienta mis corderos… apacienta mis ovejas… apacienta mis ovejas". Jn 21, 15-18
Es el último evangelio, en el último capítulo y durante los últimos momentos que Jesús compartía con los Apóstoles. Fue en esos momentos, sabiendo que los iba a dejar y habiéndoles prometido que les enviaría el Espíritu Santo, aun así, sabe que tiene que dejar a alguien como pastor visible y confirma a Pedro diciéndole que apaciente sus ovejas y corderos. Jesús había dicho que él era el Buen Pastor, y ahora que él no va a estar físicamente, le deja esta responsabilidad a Pedro.
Entonces vemos que la Primacía de Pedro, así como su Infabilidad son de origen divino, por lo tanto, un don de la Santísima Trinidad a la Iglesia y al mundo.
La reflexión anterior conduce a la que hoy nos ocupa:
¿PUEDE UN HOMBRE PECADOR SER INFALIBLE? ¿SE PUEDE SUSTENTAR BÍBLICAMENTE?
A través de la historia, hubo papas de sublime santidad, muchos de los cuales derramaron su sangre por Cristo, como el gran papa San Pedro. Hubo grandes hombres de santidad y de sabiduría singular, como León Magno, Gregorio el Grande, san Pío V, san Pío X y en nuestros días, Pío XII y Juan Pablo II.Por desgracia, junto a ellos, hubo papas viles, viciosos y muy pecadores, tal y como Dante con dolor denunció en su Magistral Obra. Pero el pecado, no es óbice para no creer en la Infabilidad Papal. Y deseo probar con tres puntos, que aunque un hombre sea pecador, también puede tener ese don de Dios.
Punto 1. El hecho que haya papas extremadamente santos junto a papas viciosos es una prueba que la Iglesia Católica es la Iglesia verdadera.
Mat 13:47 “También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos”.
Cristo compara el Reino de los cielos, del cual Pedro tiene la llave, a una red que recoge peces buenos y malos. Cristo nunca dijo que en el Reino, la Iglesia, solo habría peces buenos. Él claramente habló de peces malos que en la red, caen junto a los peces buenos.
Jesús claramente dijo que en su Iglesia habría santidad y pecado.
Mejor dejemos que sea el mismo Cristo quien nos explique esa doctrina:
Mateo 13, 37-43:
“Él respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre”.
Las pseudoiglesias que se ufanan de ser todos salvos y de no tener gente “pecadora” con ellos, no son Iglesia de Cristo, por que eso no fue lo que Cristo predicó.
Punto 2. Un hombre pecador sí puede ser infalible.
La infalibilidad es un don de Dios. Y es completamente bíblico que un hombre muy pecador puede tener el don de la infabilidad.
Veamos al Rey David. Le dice el Profeta Natán a David:
2 Samuel 12, 9 “¿Por qué has menospreciado a Yahvé haciendo lo malo a sus ojos, matando a espada a Urías el hitita, tomando a su mujer por mujer tuya y matándole por la espada de los ammonitas?”
David pecó de adulterio y de homicidio, dos pecados graves, que violaban la Ley de Dios.
Sin embargo, después de sus graves pecados, escribió el Salmo 51, el cual es parte de las Escrituras, por lo tanto es infalible.
Si un hombre pecador no puede ser infalible, ¿Por qué entonces el Salmo 51, obra de un hombre que pecó de adulterio y de homicidio es infalible?
Es muy cierto que David se arrepintió de su pecado, y ahora es venerado como santo y profeta.
Pero el punto es que aunque un hombre peque, si Dios quiere, puede ser infalible, ya que ese es un don de Dios, no de la naturaleza humana.
Tenemos el ejemplo del Sumo Sacerdote Caifás.
Juan 11, 50-51: “Ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación’. Esto no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era Sumo Sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación”.
A pesar del gran pecado de Caifás, Dios no le retiró el don de profecía, por que lo que Dios da, nadie, ni el mismo diablo, lo puede retirar.
Punto 3. Los dones de Dios son irrevocables.
Rom 11, 29 “Que los dones y la vocación de Dios son irrevocables”.
Como vimos antes, la Infabilidad Papal es un don de Dios, es una gracia divina, por lo tanto, es irrevocable, sin importar el estado espiritual de la persona. Recordemos a David y a Caifás.
Claro, un don semejante tiene una responsabilidad inmensa, y quien no se haga digno de él, el mismo Jesús advierte:
Lucas 12, 47-48: “Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más”.
CONCLUSIÓN
Después de pensar en esos tres puntos, queda demostrado bíblicamente que cuando Dios da un don, ni el mismo Diablo con el pecado, lo puede quitar.
Por otro lado, quisiera tocar otro punto que se relaciona directamente con este tema:
Si el Espíritu Santo asiste el Cónclave que elige a un nuevo papa, ¿Por que entonces se han elegido algunos papas muy pecadores y viciosos?
Pongo mi reflexión al respecto:
La Iglesia no se equivoca al elegir a un papa. Es la persona electa, la que libremente elige el camino del pecado.
Les invito a ver el siguiente caso:
Mateo 10, 1-5: "Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los doce Apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el mismo que le entregó. A estos doce envió Jesús..."
Analicemos lo siguiente:
1-Jesús mismo elige a doce, entre ellos a Judas Iscariote. Judas fue elegido por el mismísimo Cristo, por nadie más.
2-Jesús le da a los doce, incluyendo Judas Iscariote, poder. Cristo le da a Judas Iscariote poder, y no slo eso, también Judas I. es enviado.
Y sin embargo:
Lucas 6, 16: "...y Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor".
Lucas 22,3 "Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era del número de los Doce".
A pesar que Judas Iscariote había sido llamado por Cristo, elegido por Cristo al apostolado, recibió del mismo Cristo el poder, y fue enviado por Cristo...ese mismo Judas llegó a ser un traidor, y en ese mismo Judas que había sido llamado por Cristo y había sido revestido con poder por Cristo, en ese mismo Judas, el Diablo entró y anidó.
¿Podemos decir que Cristo se equivocó por que Él mismo en persona eligió a un traidor? ¿Cometió un error Cristo al darle poder al hombre que le traicionó?
La respuesta es obvia: Cristo no se equivocó. Fue Judas Iscariote quien libremente se dejó seducir por el Archienemigo.
Igual con los papas viciosos: la Iglesia no se equivocó, fueron ellos quienes libremente eligieron el pecado.
Las pseudoiglesias que se ufanan de ser todos salvos y de no tener gente “pecadora” con ellos, no son Iglesia de Cristo, por que eso no fue lo que Cristo predicó.
Punto 2. Un hombre pecador sí puede ser infalible.
La infalibilidad es un don de Dios. Y es completamente bíblico que un hombre muy pecador puede tener el don de la infabilidad.
Veamos al Rey David. Le dice el Profeta Natán a David:
2 Samuel 12, 9 “¿Por qué has menospreciado a Yahvé haciendo lo malo a sus ojos, matando a espada a Urías el hitita, tomando a su mujer por mujer tuya y matándole por la espada de los ammonitas?”
David pecó de adulterio y de homicidio, dos pecados graves, que violaban la Ley de Dios.
Sin embargo, después de sus graves pecados, escribió el Salmo 51, el cual es parte de las Escrituras, por lo tanto es infalible.
Si un hombre pecador no puede ser infalible, ¿Por qué entonces el Salmo 51, obra de un hombre que pecó de adulterio y de homicidio es infalible?
Es muy cierto que David se arrepintió de su pecado, y ahora es venerado como santo y profeta.
Pero el punto es que aunque un hombre peque, si Dios quiere, puede ser infalible, ya que ese es un don de Dios, no de la naturaleza humana.
Tenemos el ejemplo del Sumo Sacerdote Caifás.
Juan 11, 50-51: “Ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación’. Esto no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era Sumo Sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación”.
A pesar del gran pecado de Caifás, Dios no le retiró el don de profecía, por que lo que Dios da, nadie, ni el mismo diablo, lo puede retirar.
Punto 3. Los dones de Dios son irrevocables.
Rom 11, 29 “Que los dones y la vocación de Dios son irrevocables”.
Como vimos antes, la Infabilidad Papal es un don de Dios, es una gracia divina, por lo tanto, es irrevocable, sin importar el estado espiritual de la persona. Recordemos a David y a Caifás.
Claro, un don semejante tiene una responsabilidad inmensa, y quien no se haga digno de él, el mismo Jesús advierte:
Lucas 12, 47-48: “Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más”.
CONCLUSIÓN
Después de pensar en esos tres puntos, queda demostrado bíblicamente que cuando Dios da un don, ni el mismo Diablo con el pecado, lo puede quitar.
Por otro lado, quisiera tocar otro punto que se relaciona directamente con este tema:
Si el Espíritu Santo asiste el Cónclave que elige a un nuevo papa, ¿Por que entonces se han elegido algunos papas muy pecadores y viciosos?
Pongo mi reflexión al respecto:
La Iglesia no se equivoca al elegir a un papa. Es la persona electa, la que libremente elige el camino del pecado.
Les invito a ver el siguiente caso:
Mateo 10, 1-5: "Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los doce Apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el mismo que le entregó. A estos doce envió Jesús..."
Analicemos lo siguiente:
1-Jesús mismo elige a doce, entre ellos a Judas Iscariote. Judas fue elegido por el mismísimo Cristo, por nadie más.
2-Jesús le da a los doce, incluyendo Judas Iscariote, poder. Cristo le da a Judas Iscariote poder, y no slo eso, también Judas I. es enviado.
Y sin embargo:
Lucas 6, 16: "...y Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor".
Lucas 22,3 "Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era del número de los Doce".
A pesar que Judas Iscariote había sido llamado por Cristo, elegido por Cristo al apostolado, recibió del mismo Cristo el poder, y fue enviado por Cristo...ese mismo Judas llegó a ser un traidor, y en ese mismo Judas que había sido llamado por Cristo y había sido revestido con poder por Cristo, en ese mismo Judas, el Diablo entró y anidó.
¿Podemos decir que Cristo se equivocó por que Él mismo en persona eligió a un traidor? ¿Cometió un error Cristo al darle poder al hombre que le traicionó?
La respuesta es obvia: Cristo no se equivocó. Fue Judas Iscariote quien libremente se dejó seducir por el Archienemigo.
Igual con los papas viciosos: la Iglesia no se equivocó, fueron ellos quienes libremente eligieron el pecado.