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Historia del método Billings o método de amor

John Billings se dio cuenta de que el síntoma más preciso de la fertilidad era una secreción que el cérvix producía en los días próximos a la ovulación

María García y su marido, Juan tenían planeado tener cuatro hijos y acordaron que la mejor forma de evitar tener más era usando la píldora anticonceptiva. Pero tanto este método como otros anticonceptivos que usaron les fallaron, y los embarazos se sucedieron uno detrás del otro. María se informó, y le dijeron que lo más eficaz era el dispositivo intrauterino, DIU (que además es abortivo), así que se decidió a probarlo.

Algo empezó a removerle la conciencia, pero, como ella misma explica, “cuando sabemos que estamos haciendo algo mal, siempre encontramos razones para justificarnos: mi teoría era que ya había tenido tres hijos en tres años, así que Dios me comprendería si usaba este dispositivo”.

Al cabo de seis años, le animaron a aprender el Método de la Ovulación Billings (MOB), una forma natural de reconocimiento de la fertilidad, pero ella no estaba dispuesta a hacer experimentos: “Soy una mujer ‘moderna’, y sé que los métodos naturales no funcionan, así que prefiero usar un método actual, eficaz y sencillo”, se decía.

Pero finalmente le convencieron explicándole que el MOB no era el método del ritmo (conocido como Ogino), sino uno de los más modernos y eficaces, basado en la ciencia, y que además estaba acorde con las enseñanzas de la Iglesia católica. Toda su vida cambió desde entonces.

“Nos dio paz saber que mi salud no se estaba dañando, y nos permitió compartir la responsabilidad de la paternidad –hasta entonces, era el cuerpo de ella el que llevaba el peso de la anticoncepción–, y además podíamos seguir siendo una ‘pareja moderna’, ya que estábamos usando uno de los métodos más eficaces y científicos que hay disponibles”.

Gracias al MOB, María y Juan descubrieron el don que suponía un nuevo hijo, y empezaron a vivir una auténtica apertura a la vida: “Habíamos planeado tener cuatro hijos, pero, desde entonces, si el plan de Dios era que tuviéramos más, los dos estábamos abiertos a esa posibilidad”.

Pero, ¿en qué consiste este método, que es capaz de transformar hasta tal punto la vida de un matrimonio?

60 años de historia
La historia del MOB comienza en 1953, cuando un joven médico australiano, llamado John Billings, empezó a colaborar con un fraile designado por el arzobispado de Melbourne para ayudar a posponer el embarazo a matrimonios católicos con serios problemas clínicos.

Por entonces, sólo había dos medios de reconocimiento de la fertilidad compatibles con la vivencia cristiana del matrimonio: el del ritmo y el de la temperatura.

Pero ambos tenían importantes flaquezas, y además existían etapas en la vida de la mujer (como la lactancia o la premenopausia) en las que estos métodos no aportaban ninguna información.

De modo que los matrimonios acudían angustiados al doctor Billings y le explicaban: “Mi médico nos ha dicho que debemos usar anticonceptivos o que uno de nosotros debe esterilizarse, pero somos católicos y sabemos que eso es inmoral. ¿Puede usted ayudarnos?”.

Esta pregunta caló profundamente en él y le impulsó a desarrollar su propia investigación sobre los periodos fértiles e infértiles en el ciclo de la mujer.

Pronto se dio cuenta de que el síntoma más preciso de la fertilidad era una secreción que el cérvix producía en los días próximos a la ovulación.

“Empecé a consultar a las mujeres que venían solicitando mi ayuda, y me sorprendí al encontrar que todas ellas contestaban positivamente cuando yo les preguntaba sobre la presencia de un flujo durante el ciclo distinto a la menstruación”, explicó en una ocasión el doctor. Así fue como supe que, guiado por la Providencia, había tropezado con un elemento de la creación de Dios de gran importancia”.

Ante esta evidencia, el doctor recomendó a las parejas que no tuvieran relaciones conyugales cuando hubiera presencia de este flujo, y ninguna de ellas se quedó embarazada.

Verificaciones científicas
Su mujer Evelyn, también médico, empezó a ayudarle en la investigación y a transmitir el método a las parejas. Todos los hallazgos que fueron realizando se verificaron por las investigaciones de otros científicos.

Por un lado, James Brown, un químico de renombre que había desarrollado un método para medir los estrógenos en la sangre y en la orina, constató, gracias a más de 750.000 mediciones hormonales, que el flujo que la mujer sentía y veía durante su ciclo tenía una correspondencia hormonal en su organismo que coincidía con el momento de la ovulación.

Por otra parte, el físico sueco Erik Odeblad, que había desarrollado amplias investigaciones sobre la composición de distintos tipos de flujo o moco cervical, verificó que las reglas del método que enseñaba el matrimonio para espaciar el embarazo eran correctas.

Respeto a la vida y al amor
Pero al margen del hallazgo revolucionario que hizo este matrimonio, lo más importante han sido los frutos que se han seguido de él.

Marian Corkill, una de las actuales directoras de la Organización Internacional del Método de la Ovulación Billings (WOOMB), explica a Misión que este conocimiento “engendra respeto por el verdadero significado de la sexualidad, reconociendo, y respetando a la vez, la vida y el amor; y enseña a la pareja a aceptar la administración de su gran don, al darse cuenta de que, al tener relaciones sexuales, están participando en un acto de amor que puede engendrar vida, incluso cuando la posibilidad es remota”.

Corkill añade que, “en lugar de ‘utilizar’ al otro por el placer sexual, la pareja se entrega mutuamente de forma libre en el amor incondicional. Es ese amor incondicional el que les permite posponer positivamente las relaciones sexuales durante la fase fértil de la mujer cuando su decisión conjunta es espaciar un embarazo en ese momento”.

Este fue el caso de Sarah y su marido, Charlie Stuart. Para ellos, la anticoncepción era una cuestión innegociable en su matrimonio,

Pero, tras conocer las enseñanzas de la Iglesia sobre la sexualidad en una conferencia en Vancouver, Sarah decidió tirar la píldora a la basura.

“Fue a partir de ese día cuando empecé a permitir que Dios tomara el control de mi cuerpo y de mi vida”, explica. Aprendieron varios métodos naturales, pero finalmente se quedaron con el MOB, al considerarlo “el más simple y fácil de usar, además de altamente eficaz”.

Y ahora su vida conyugal se ha transformado por completo: “Como pareja, estamos más unidos y cuando estamos en intimidad disfrutamos de un encuentro total, libre, fecundo y fiel. La intimidad se ha convertido en comunión, y no en una ganancia egoísta”.

Por todo el mundo
Desde el mismo corazón de África hasta China, El Salvador, Brasil o Pakistán, el matrimonio Billings recorrió todo el mundo con el fin de difundir su método por todos los rincones.

“Nunca desearon fama o poder, porque creían que realizaban un trabajo de Dios y que podía beneficiar a la humanidad que ellos continuaran viajando y compartiendo su conocimiento gratuitamente, a pesar del gran coste personal que suponía”, explica Marian Corkill.

“Eran especialmente felices cuando trabajaban con los más pobres entre los pobres porque creían que tenían un gran regalo que ofrecer, que traería felicidad”, subraya Marian.

Así ocurrió al trabajar con la Madre Teresa en Calcuta, a finales de los ochenta, cuando el Gobierno indio impuso un programa de anticoncepción, esterilización y aborto obligatorio a la población más pobre.

“Lejos de ser compasión por los pobres, esta política suponía dañar la fortaleza de su unión e introducir la peor de todas las pobrezas, la del amor, sobre la que a menudo hablaba la Madre Teresa”, explicaba en una ocasión Evelyn Billings.

La Madre Teresa, amiga personal del matrimonio, les pidió que instruyeran a las hermanas y novicias en el MOB para que pudieran enseñárselo a los pobres y evitar que el Gobierno los sometiera a estas prácticas abusivas.

John falleció en 2007 y Evelyn, en febrero de 2013. De ambos se está recopilando toda la documentación necesaria para abrir el proceso de canonización, pues con el testimonio de generosidad de sus propias vidas y el único recurso del reconocimiento de la fertilidad, han conseguido que cientos de miles de matrimonios puedan vivir una sexualidad de entrega generosa y total entre los esposos, abierta a la vida y al don fecundo del amor de Dios.

Como dijo espontáneamente una mujer al finalizar una conferencia del doctor Billings en África, “este método es amor”.

Más información: http://www.woombesp.es

El método Billings cambia la vida de los marimonios

Presenta las bases científicas del método, su eficacia, así como ls ventajas para los esposos que deciden usarlo.
Por: catolicos.org.ar | Fuente: catolicos.org.ar

Nota de Puntadas de familia:
Este método es el único aceptado por el Magisterio de la Iglesia. Esto es porque respeta la fisiología de la mujer, respeta la voluntad de Dios al no ser abortivo como los métodos anticonceptivos, que en el nombre tienen escrito su propósito: evitar o terminar la concepción. Este método es parte de la responsabilidad con que el ser humano debe vivir su sexualidad. Es parte de la responsabilidad con que el ser humano debe vivir su paternidad.
No trata de impedir la concepción, sino de espaciar los embarazos, de acuerdo a la decisión de la pareja de elegir el momento adecuado para concebir un hijo.

Se ha visto que funciona mejor en personas que tienen su fé cimentada en Dios. Por ejemplo: una de los "inconvenientes" en su contra es que no protege contra enfermedades de orígen sexual. Esto obviamente, no es problema para parejas que viven su sexualidad basada en Dios, que son fortalecidas por El através de los sacramentos y por lo tanto, viven con fidelidad y amor.

Otra de las objeciones es que el stress puede variar la mocosidad, lo cual es cierto. Pero como no está basado en un calendario, sino en la observación de la mocosidad, ésto no es problema. Y en base a los testimonios, se vive la sexualidad más plácidamente, sin sobresaltos.
Sabemos que la paz de Cristo, lleva paz a nuestras vidas y el stress que causan las circunstancias por las que atravesamos en la vida, se viven con fortaleza. Se cumple pues, con aquello de "Quien a Dios tiene, nada le falta" y se repiten las palabras de Cristo: "No tengan miedo. Yo estaré con ustedes hasta el fin de los tiempos"
No es sólo para católicos, sino para todas las parejas que pretendan vivir su sexualidad placentera y responsablemente. Y su paternidad de la misma manera.
Aclaro también que éste artículo es sólo como una forma de información. Es recomendable acercarse a asesores que ayuden a la pareja a implementar éste método y aclaren sus dudas. Más información: http://www.woombesp.es

Es una solución científica para un problema humano

Estoy firmemente convencido de que el Método Billings es la solución a uno de los problemas más serios y preocupantes de la sociedad contemporánea. Me propongo demostrarlo a través de estas líneas.

La pareja humana se enfrenta a una decisión: tener un hijo o no tenerlo.

Esta decisión ha sido influida y, en ocasiones usurpada, por entes extraños a la pareja: autoridades, médicos, parientes, organismos internacionales, etc.

A través de la historia se ha propuesto y proporcionando a la pareja diferentes medios para evitar embarazos; y, lo que es más grave, para interrumpir o terminar con los embarazos indeseados.Quizás la palabra "indeseado" merezca un comentario.

Siendo la relación sexual humana un acto enteramente voluntario, excepto en caso de violación, no se puede decir que la consecuencia del coito, un embarazo, sea indeseado.
¿No cabría más bien usar el término "impremeditado", o "inconsciente"?

Precisamente, el Método Billings proporciona a la pareja el conocimiento elemental y suficiente de su fertilidad combinada (la del hombre y de la mujer), para hacer posible que todo embarazo sea consciente, premeditado, voluntario, deseado, humano.

Hasta que la pareja no adquiera conocimiento de su fertilidad individual y combinada, y haga uso adecuado de ese conocimiento, seguiremos como hasta hoy, teniendo hijos producto de la casualidad; porque sólo la casualidad rige en un hombre y una mujer que en determinado momento cohabitan sin saber si están concibiendo un hijo o no. Lo que quiero decir es que, hoy por hoy, ni el hombre ni la mujer saben si en esa ocasión, engendran un hijo o no. Este conocimiento si lo tiene la pareja que usa Billings.

El método Billings cumple esto y mucho más
Eso justifica la aseveración del profesor Hilgers, catedrático de la Universidad de Minessotta, U.S.A., que dice que el Método Billings es el acontecimiento científico más significativo del siglo XX.

Dijimos que el Método Billings es la solución del problema. Su mismo autor, el Dr. John Billings, de Australia, dice en su libro:

Solución científica: las bases científicas del método han sido exhaustivamente estudiadas y ratificadas por científicos y por entidades de los cinco continentes. No existe ningún método de planificación familiar natural o artificial que haya sido más cuestionado e investigado que el Método Billings; y de todas las pruebas ha salido ratificado y fortalecido.

La Organización Mundial de la Salud reconoce el 99% de efectividad
En fecha reciente, después de 10 años de un programa muy cuidadoso, avala al método y reconoce en él "99% de efectividad, si es enseñado, aprendido y puesto en práctica siguiendo estrictamente las reglas claramente establecidas por el Dr. Billings".

Solución natural: no se necesita recurrir a píldoras,ni aparatos de ninguna naturaleza. Basta con reconocer los siglos síntomas de fertilidad en el organismo femenino, para obtener los mejores resultados.

Solución inocua: no hace daño ni al hombre ni a la mujer. Física, psíquica y emocionalmente está comprobado que está libre de efectos secundarios.

Solución aplicable en cualquier circunstancia de la vida de la mujer: Ciclos regulares e irregulares, período de lactancia, pre-menopausia, baja fertilidad. En cualquiera de esas circunstancias el Método Billings enseña a la mujer como lograr el embarazo deseado, y cómo evitarlo, si no se desea.

Solución sencilla: cualquier mujer de cualquier edad, condición social, grado de instrucción, raza, etc. está en capacidad de aprender y aplicar el método.

Se ha dicho que el Billings está reservado a una élite y que no es para la "masa", designando así, peyorativamente, y despreciativamente a los integrantes de las clases menos favorecidas de la sociedad

 Afortunadamente no es así. A través de las experiencias recogidas en nuestro país, y en otras latitudes, son estas personas (campesinos, habitantes de los barrios, indígenas) los que, apropiadamente enseñados, presentan los mejores resultados estadísticos del Método Billings.

Solución que mejora la armonía psíquica y física de la mujer: A través del conocimiento de su fertilidad y del uso conscienten y voluntario de la misma adquiere la pareja la posibilidad de adentrarse en la belleza, la armonía y los frutos que proporciona una sexualidad bien conocida; y la oportunidad de disfrutarla a plenitud, sin temor, y sin interferencias mecánicas, químicas, ni emocionales.

Solución moralmente lícita: la Iglesia Católica no tiene objeciones para el uso del Método Billings, tanto para obtener los hijos deseados como para espaciar los nacimientos.

Las parejas católicas practicantes que conocen las restricciones que doctrinalmente conllevan los métodos artificiales, encuentran en el Método Billings la ansiada solución al problema de limitar los nacimientos.

A propósito de esto, los católicos deberemos prestar más atención a los frecuentes y repetidos pronunciamientos del S.S. Juan Pablo II, profundo conocedor del problema de la planificación familiar y defensor de la encíclica Humanae Vitae de su antecesor Pablo VI. En una audiencia privada concedida al R.P. Pedro Richards, asesor para América Latina del Movimiento Billings, dijo:
"Deseo que toda Mujer conozca el Método Billings".

A la mujer no debe negársele el derecho de conocer su fertilidad que hasta ahora se le ha presentado como una enfermedad que debe tratarse para no tener hijos, siendo, por el contrario, don inestimable que dignifica su condición de mujer y de madre.

¿Sabemos los católicos que la madre Teresa de Calcuta fue uno de los personajes más importantes en el desarrollo del Método Billings?
La madre Teresa y sus religiosas, instructoras del Método Billings en un país mayoritariamente no cristiano, sobrepoblado y hambriento como es la India, ha logrado convencer con hechos, estadísticas en mano, a las autoridades sanitarias del país que dispensen de la esterilización quirúrgica compulsoria a las parejas usuarias del Método Billings la Madre Teresa está presente en todos los Congresos Internacionales, llevando su voz de aliento, estimulándonos para continuar en la lucha para establecer más firmemente la difusión y fortalecimiento del método en el mundo entero.

 Mucho le debe la Humanidad a esta insigne mujer, apóstol en la defensa de la vida. Mucho, a sus religiosas y a los religiosos y misioneras de otras congregaciones que han enseñado el Billings, y continúan haciéndolo, en los más apartados rincones de la tierra.

¿Por qué el método Billings?
Porque es la manera más fácil de tener, posponer o evitar los embarazos. Su eficacia ha sido comprobada dondequiera que ha sido usado. Y es, hoy día, el método más utilizado en el mundo entero, a pesar del poco tiempo que hace de haber sido publicado el libro del Dr. Billings.

Los que han tratado de frenar su extensión han usado toda clase de argumentos como por ejemplo decir que es lo mismo que el método de Ogino-Knauss (Calendario, Ritmo) o que el método sintotérmico, que son los métodos de planificación familiar natural basados en la ovulación.
 Pero, como veremos más adelante, el Método Billings es totalmente diferente, y no debe confundirse con los otros métodos naturales que gozan de la fama de ser menos eficaces y más difíciles de practicar.

¿Qué es el método Billings?
Es el método de planificación natural de la familia, que enseña a la pareja a reconocer los signos de fertilidad que se presentan en el organismo de la mujer, en ocasión de producirse la ovulación.

Para que un embarazo se produzca, se necesitan 3 elementos básicos: 1. Espermatozoides sanos y móviles. 2. óvulo maduro, 2. Moco cervical fértil.

1. Espermatozoides sanos y móviles: el hombre, en buenas condiciones de salud, produce, a partir de la pubertad y hasta muy avanzada edad, espermatozoides capaces de fecundar. La cantidad estimada varía de 60.000.000 a 120.000.000 por centímetro cúbico de semen. En cada eyaculación se produce de 3 a 4 cc. Esto quiere decir que el hombre sano eyacula la vagina de la mujer cantidad más que suficiente de espermatozoides para embarazarla.

2. Ovulo maduro: En los ovarios de las niñas existen desde su nacimiento de 200.000 a 300.000 folículos de Graaf, que contiene en su interior un óvulo. En el transcurso de su vida fértil que va desde la menarquía o desarrollo, que ocurre alrededor de los 12 años de edad y termina durante el climaterio o menopausia, alrededor de los 48 años, la mujer madura unos 430 óvulos. Esto quiere decir que la mujer es infértil casi toda su vida; sólo es fértil cuando, en cada ciclo menstrual (espacio de tiempo que va de un primer día de regla a un primer día de la próxima regla) se produce la maduración completa de un o rrara vez más de un óvulo.

3. Moco cervical fértil: Ha sido demostrado ccientíficamente que en ausencia de moco cervical de tipo fértil no es posible lograr un embarazo. Es el llamado "factor cervical", que consideran los textos de ginecología en le capítulo de fertilidad. Este conocimiento se ha popularizado a raíz de las investigaciones del equipo del Dr. Billings y sus colaboradores en Australia. Estudios de moco cervical han sido profundizados especialmente por el Dr. Eric Odeblat, profesor de la Universidad de Umea, Suecia.

Las investigaciones de Odeblat, prueban como aparece el moco, su origen en las criptas (no glándulas) del endocervix, los tres tipos de moco con características físico-químicas distintas y con funciones igualmente diferentes, que van desde la selección de los espermatozoides más aptos hasta su preservación y ayuda para alcanzar su objetivo en las trompas de Falopio.

Pues bien, para lograr esa meta de enseñar a las parejas como tener, posponer o evitar un embarazo, el Método Billings basa sus enseñanzas en reconocer el moco cervical de características fértiles.

Sequedad vs humedad
Para comprobar la ignorancia de los hombres y mujeres en materia de fertilidad humana, basta con preguntar a las parejas que hacen cursos prematrimoniales o asisten a charlas introductorias sobre Método Billings cómo están responden que muy bien. Cuando se repite la pregunta, esta vez dirigida a las mujeres, también dicen que están bien. 

Pero cuando se insiste y se pregunta si están secas o húmedas, entonces... los hombres sorprendidos, ponen cara de no entender, simulan estar en la luna, o insinúan, o piensan que quien pregunta está loco. Las mujeres usualmente sonríen, se sonrojan o lucen apenadas.

Ese es el momento de enseñarles que están secas o están húmedas. Que no pueden estar de otra manera. Que todas pueden contestar a la pregunta. Que no tienen por qué preguntar a otra persona. Que, aún siendo ciegas, pueden saber si están secas o húmedas.

Pasado el asombro se les explica que la mujer, que está fértil, estará humedad como lo está la madre tierra, para poder dar fruto al ser sembrada.

Sensación de humedad o de sequedad en la vulva (genitales externos)
En ellas está el secreto del Método Billings, por eso puede aprenderlo cualquier mujer de cualquier edad y grado de instrucción. Incluso las mujeres de barrio, las campesinas, las indígenas pueden aprender y usar Billings, porque pueden reconocer fácilmente la sensación de humedad o de sequedad de sus genitales, cuando su esposo le pregunta. Con ello, juntos en pareja, podrán tomar la decisión consciente, voluntaria, responsable de tener o no una relación sexual.

Es conveniente insistir sobre la importancia de reconocer la sensación de humedad. 
Preguntar: ¿Lo que sienten es igual que cuando se bañan? Que cuando orinan? ¿qué cuando se sientan en una silla mojada por la lluvia? ¿Cómo describirían esa sensación?

Algunas contestarán que se sienten "babosas", "resbalosas", "lubricadas", etc.

Para precisar el concepto se les pregunta ¿cómo saben si les vino la regla? Y se les aclara: no es porque ven la sangre. Es porque se sienten húmedas.

Posterior a la menstruación notarán algunos días de sequedad son variables en duración de una mujer a otra, es el patrón básico infértil.

Después cambiarán nuevamente a una sensación de humedad por 3, 4 o 5 días. Son esos los días de humedad producida por el moco cervical de característica fértiles, que denuncia el proceso de maduración del óvulo. La mujer esta en su etapa fértil.

Sensación de humedad y sequedad. Enseñar a la mujer a reconocerla y a anotarla es la base de un buen aprendizaje del Método Billings.

La humedad de los genitales externos debida a la presencia de flujos patológicos, se logra diferenciar por las características mismas de la secreción: color, irritación, prurito, continuidad, etc... 
Se recomienda consultar el tratamiento para facilitar el reconocimiento de la presencia del Moco Cervical.

¿Por qué se produce y cómo el moco cervical?
El mecanismo de la fertilidad femenina, compleja y bellísima obra del Creador, se conoce detalladamente, gracias a la investigación endocrinológica que fue impulsada de manera extraordinaria, a partir de los trabajos de investigación del equipo Billings, trabajos repetidos en Australia (Profesor Brown), en Europa (Cortes¡ en Italia, Flynn en Inglaterra, Odeblat en Suecia), en Norte América (Hilgers) y en Sur América (Patricio Mena en Chile)

En el hipotálamo se inicia el proceso que se dispara, de una manera no claramente establecida aún, con variadas hipótesis: humoral, nerviosa, sanguínea, etc. estimulado el lóbulo anterior de la hipótesis o pituitaria, reina de las glándulas de secreción interna, este lóbulo anterior de la hipótesis produce hormonas estimulantes de los ovarios y mamas, entre otras: FSH, LH, Prolactina. Los Folículos de Graaf de los ovarios, mediante la hormona estimulante de los folículos (FSH) provocan la maduración de al llamada masa funcionante del ovario que a su vez produce estrógenos, hormonas que hacen que, en el útero, el endometrio empiece a crecer, y en el cuello comience a fluidificarse el moco cervical.

Lograda la maduración de uno o más folículos, se produce la ruptura de los mismos y la liberación de uno o más óvulos. Esto constituye la ovulación. La cicatriz dejada en el ovario por la ruptura del folículo es asiento del cuerpo amarillo o lúteo, que por efectos del LH (hormona luteínica) produce progesterona, hormona que completa la conversión del moco cervical fértil en tapón mucoso que ocluye el cuello uterino. La progesterona, por un mecanismo retroalimentador sobre el lóbulo anterior de la hipófisis, impide la ulterior producción de FSH.

A consecuencia de esta maravillosa interacción hormonal y orgánica, se produce la fertilidad femenina, haciendo coincidir de manera sincronizada y armónica la presencia: de un óvulo maduro, capaz de ser fecundado; de un lecho acondicionado en el útero con endometrio plenamente desarrollado; y de un moco cervical fértil en el momento preciso de la ovulación.

Y esta maravilla, en lugar de estudiarla a fondo, y de enseñarla y aplicarla, los hombres nos hemos empeñado en entorpecerla con el uso de químicos y otros procedimientos, a costa de la salud de la mujer.

El conocimiento de la fertilidad femenina ha permitido a a través del método Billings enseñar a la mujer a reconocer los síntomas que en su cuerpo le están gritando la inminencia de la ovulación, de tal manera que ella pueda hacérselo saber a su conyuge; y entonces, libremente, decidir si tener relaciones o no.

Aprender el Método Billings es fácil.
En cambio, aplicar el método correctamente no lo es tanto. No es fácil aplicarlo, porque, muchas veces, falta la motivación de uno u otro miembro de la pareja.

Otras veces, porque hábitos adquiridos pueden propiciar hacer variantes o combinar Billings con métodos de barrera o con coitos interruptos. Estas prácticas deben ser rechazadas por 2 razones; en primer lugar, porque con ellas no se es leal al método; y, al desprestigiarlo, puede suceder que otras personas no se beneficien de su eficiencia. En segundo lugar, por que no hay ninguna combinación de métodos que mejore el 99% de Billings. Es por esto que debe usarse sólo y cumplir estrictamente con las reglas de su uso, que daremos a continuación. La experiencia de muchos usuarios ha demostrado hasta la saciedad que hoy no hay ningún método natural o artificial, ni combinación alguna de ambos, que aventaje al Método Billings en ningún concepto.

Reglas del Método

El éxito de la aplicación de Billings depende de:
  • a- enseñarlo bien
  • b- aprenderlo bien,
  • c- Usarlo bien.
a- Enseñarlo bien: es responsabilidad de las personas preparadas debidamente para ello. No basta con la buena voluntad que, gracias a Dios, la encontramos generosamente; se hace necesario canalizar esa generosidad, a fin de lograr instructores cada vez más versados. Para eso ofrecemos entrenamiento en talleres y cursos de actualización, facilitando material audiovisual y escrito. Y otorgamos certificados a los instructores calificados.

b- Aprenderlo bien: significa que, una vez despertado el interés, presentando debidamente las posibilidades del método mediante charlas promocionales, cursos prematrimoniales o entrevistas personales, hay que crear la motivación para su uso, lo que se logra con relativa facilidad, particularmente en las mujeres.

 Un porcentaje se deslumbrará con lo sencillo y fácil que parece; y creerá que es suficiente con lo oído o leído. Pero, muy pronto, caerá en cuenta de que de la teoría a la práctica hay un trecho no siempre fácil de recorrer. Por eso es necesario insistir en que se debe aceptar ayuda, la cual se ofrece a través de los instructores, bien sea en los centros, bien sea individualmente, haciéndose los arreglos que hagan falta para ello.

Existe toda una metodología que, bien aplicada, cumple con los dos primeros pasos: enseñarlo bien y aprenderlo bien.

c- Usarlo bien: Las personas que conocen y usan bien el Método Billings tienen mucho temor en enseñarlo, porque se sienten responsables de algún fracaso, que pueda presentarse en los futuros usuarios.

Hay que estar muy claro en esto: la responsabilidad del instructor termina, cuando habiendo enseñado bien el método y habiendo hecho a la pareja un seguimiento acorde con su cultura, le ofrece el servicio de su orientación, siempre que sea solicitada. Eso sí, el Método Billings respeta la libertad de la pareja; son los esposos los que han de tomar la decisión de tener una relación sexual o no en los días fértiles.

No podemos pretender estar supervisando a los esposos. Si ellos deciden seguir adelante, a pesar de que la señora tiene signos de fertilidad, están en libertad de hacerlo.

Se les ha enseñado que deben respetar las reglas del Método para poder aspirar a tener los resultados apetecidos. Pero ellos pueden renunciar a esos resultados, suspendiendo el empleo del Método.

Para lograr un embarazo se insistirá a la pareja en que debe tener relaciones ante la presencia de moco. La abstinencia en los días siguientes a la regla, en la etapa preovulatoria, y antes de la aparición de moco no es obligatoria, pero si recomendable, puesto que mejora indudablemente la condición del semen.

A medida que se acerca el día pico, cuando el moco presenta mayor elasticidad (elasticidad que produce la sensación inequívoca de humedad, lubricativa y resbaladiza), aumenta la posibilidad de lograrse el embarazo deseado.

Para posponer o evitar un embarazo se pueden aplicar las siguientes reglas:

1- No relaciones ni contacto genital en presencia de sangre
La sangre se advierte por la sensación de humedad. Con ella no son recomendables las relaciones, porque, aparte de que eso es antihigiénico y de que esas relaciones pueden propiciar la posibilidad de la infección del tracto genital, por encontrarse entreabierto aún el cuello uterino para permitir el paso de la sangre menstrual, la presencia de la regla puede enmascarar el moco que se puede producir temprano en un ciclo corto.

Otras veces ocurre que, durante la ovulación, el moco puede venir con algo de sangre que puede hacer creer a la mujer que su regla está comenzando y, si propicia una relación, lo hace precisamente en la parte más fértil del ciclo. Por tanto, hay dos razones para evitar las relaciones durante la regla.

La sensación de repugnancia que produce la humedad de la sangre y el peligro de confusión con moco y sangre hemos aceptado que la humedad acompaña la fase fértil de la mujer.

Y la dificultad para distinguir el moco acompañado de sangre de la menstruación.

2- Después de la menstruación y, antes de la aparición de la sensación de humedad y de constatar la presencia de moco, las relaciones nocturnas, y nunca dos noches seguidas

¿Por qué de noche? Para poder tener la oportunidad de observarse durante el día y anotar que se ha estado seca.
¿Por qué nunca dos noches seguidas? Porque, al día siguiente de haber tenido relaciones, persiste la sensación de humedad y puede haber restos de semen. Para estar seguros de que no hay humedad hay que esperar por lo menos un día completo.

3- Abstinencia en los días de cambio, más tres (3) días.
¿Cuál cambio? El producido por el paso de sensación de sequedad a sensación de humedad, o de sangramiento, o por el paso de ausencia de moco a presencia de moco.

¿Por qué más de tres días? Es el tiempo, tres días, que la experiencia en la enseñanza y el uso del Método considera necesario para poder garantizar la imposibilidad de un embarazo.

Si se aplican esas tres reglas no habrá embarazos imprevistos.

Teóricamente es el Método Billings el único infalible, porque, al no permitirse relaciones en la etapa fértil del ciclo, no puede producirse un embarazo. Es esta la razón que hace concluir a la Organización Mundial de la Salud que el Método tiene 99% de efectividad, si se cumple con las reglas recomendadas.

No se puede hablar de una cuarta regla. Pero del conocimiento que adquiere la mujer del funcionamiento de su organismo puede deducir con toda seguridad que, una vez producida la ovulación, que sucede en lo que llamamos día pico, o día clave, si se esperan 3 días, tiempo suficiente para que el óvulo muera, puede tener relaciones, sin restricciones y sin ninguna posibilidad de embarazo, porque pasada la fase fértil no hay óvulo que fecundar.

Si lo prefieren podríamos enunciarlo así:

4- Regla: Una vez identificado con certeza el día pico, o clave, se guardarán 3 días completos solamente de abstinencia.
Los instructores se encargarán de asesorar a los esposos hasta que estén razonablemente convencidos de que entienden ambos, la diferencia entre humedad y sequedad, y entre la presencia o la ausencia del moco de características fértiles. No recomendarán el uso de la cuarta regla, hasta que no estén seguros de que puede la mujer identificar con certeza su día pico.

Es aplicable al 95% de las parejas.

El 5% restante va a necesitar posiblemente una asesoría algo más prolongada. Son los casos de las señoras cercanas al climatérico o menopausia, las lactantes, o las sometidas a situaciones de stress, o que han dejado de tomar píldoras, o han retirado un dispositivo intrauterino.

Conscientes de las diferencias causadas por las condiciones antes descritas, siempre se podrá entrenar para que usen el Método Billings con éxito.

Llevar sus anotaciones y atender las recomendaciones de su instructora, permitirá a la pareja usar el método y conseguir los resultados que han hecho tan felices a tantas personas en todo el mundo.

Hagan la prueba y se transformarán en los mejores promotores de esta manera tan extraordinaria de vivir y disfrutar a plenitud su sexualidad, cumpliendo con su obligación de esposos.

¿Abandona la Iglesia a los homosexuales?

Nota: Antes de juzgar este artículo debe leerlo completo.

El porque de este folleto

Durante cerca de veinte años escribí en la hoja dominical “El Católico Mexicano”, breves articulitos con el titulo de “charlas”. Esos artículos ya de matiz apologético, ya de orientación doctrinal, o bien de comentario sobre temas de actualidad, fueron acogidos con general simpatía por parte de los lectores y no fueron pocas las cartas que con ese motivo recibí, algunas de consulta, otras de felicitación y no faltó alguna agresiva y casi insultante, cuyo autor acabó al fin por ser muy amigo mío. Pero hay una de ellas que equivale para mi al aguijón del remordimiento. Voy a transcribirla en toda su integridad, porque pienso que será la mejor introducción y explicación a la vez, de la finalidad de este folleto:

“Rev. Padre: Prácticamente no le conozco. He seguido con verdadero interés sus charlas en “El Católico Mexicano” y me complace sobremanera rendirle mi más sincera admiración y profundo agradecimiento por la forma tan eficaz y decidida como orienta usted a la juventud, observando, escuchando, comprendiendo, y tratando de resolver todos y cada uno de sus problemas, aún los mas difíciles; sin embargo, mucho me temo, querido amigo, que haya usted olvidado algunos, que por razón de su importancia, debieron ser tratados en primer término; o tal vez no me equivoque al sospechar que con usted ocurre lo que con muchos otros sacerdotes cuya capacidad no está en cuestión: se abstienen de exponer ciertos temas presionados por la situación embarazosa que éstos provocan. Concretamente, me refiero al homosexualismo...

¿Es que son tan pocos los afectados por el problema, que no amerite ser tratado, o es que pesa demasiado como para volverle la cara y huir cobardemente? ¿Es acaso el pavor de enfrentarse a una carne y a un espíritu proscritos que luchan y mueren separados porque jamás nadie se ha atrevido a levantarlos, orientarlos, purificarlos? “Es que dan asco, es la verdad...” Son tan miserables, tan dignos de desprecio que ... "Es que resulta imposible aceptarlos..." ”Es tan complejo y turbio el problema que ...” "¿Qué podemos hacer nosotros?". Y yo respondo: ¡Nada, nada absolutamente! Nada, por que los ... “prudentes” no saben más que dar la espalda y esconderse...

¡Cuántas veces he sido ignorado, remolcado como un mueble sucio y roto inútil; pisoteado y despojado muchas veces y llevado al escarnio más cruel! ¡Cuántas más habré sido víctima del robo, la persecución salvaje y chantaje más vil, oprimido, discriminado siempre. ¿Tengo derecho acaso a erguir la cabeza si llevo la espalda puesta al cuello? Si estoy condenado de antemano, ¿puedo anhelar siquiera a ser oído? ¿A quién y qué pueden importar mis ansias, luchas, éxitos y derrotas? ¿Podré darme a mí mismo aunque sea una frase de aliento, duradera, que sobreviva a los violentos estragos de la soledad? ¿Es que dan asco, ¡pobrecitos! “Esa lástima maldita que revienta en los labios de la “caridad” más profunda ... ¡Vaya caridad! ¡Qué manera más hipócrita y cobarde de aborrecer y condenar!.

Mi grito es desesperado, mas no es un grito de violencia, es un grito que espera pacientemente; no es un reto ni una amenaza ..., es un ruego hecho con los ojos en el polvo. ¡Cuántos jóvenes se envilecen porque nadie ha sabido trazarles un camino! ¡Cuántos acuden a la muerte como testigo final de su tragedia!

¡Cuántos acaban por huir, buscando un escape salvador en la autodestrucción, maldiciéndolo todo, hastiados de sí mismos, abandonados, despreciados, vejados incluso por aquellos a quienes más se ama! ¿Es que los perjuicios están por encima del respeto y del amor al prójimo? ¡Cuántos criminales son tratados con más clemencia! Y no pido libertades ni derechos que fuesen opuestos a la razón y a la conciencia, quiero sólo un alma paciente que me escuche, me comprenda, me estimule a ser algo útil; algo semejante al barro en manos del alfarero.

Toda buena semilla crecerá en un corazón fecundado por lágrimas. Hace falta un camino y una guía... ¿No es acaso ésto la Iglesia Católica, ¿Por qué temer entonces proyectar un rayo de luz a través de los densos nubarrones de la miseria, la incomprensión y la estupidez humana? ¿o lo puede hacer y no lo quiere? ¡Cuántas veces hasta en los mismos sacramentos existe la discriminación plagada de perjuicios, siempre prejuicios: el penitente acosado, zaherido, humillado! ¡Esta no es la voz de Cristo! El perdonó siempre, enseñó, amó incondicionalmente.

Ruégole, Padre, me perdone si mis palabras resultaron hirientes; no fue esta la intención. Espero que el fruto venga muy pronto. Mi carta carece de nombre. Creo que no es necesario, ya que mi voz es la voz de muchos que no se atreven a decir lo que yo he dicho, que no se atreven a gritar como yo; de muchos que esperan y confían en ustedes y en todos los sacerdotes; de muchos que aman y perdonan a sus hermanos; de muchos que desean conocer a Cristo y ofrecerle humildemente su miseria, sus lágrimas y su arrepentimiento”.

Hace más de diez años que recibí esta carta. Los discretos esfuerzos que hice por atraer a su autor y moverlo a que tuviese una entrevista, o al menos una mayor correspondencia epistolar conmigo no tuvieron éxito. ¡Me hubiera gustado tanto consolarle, comprenderle, orientarle!, pues todo en sus expresiones revelaba tanto nobleza e inteligencia a la par que desgarramiento y amargura interior... Jamás he dejado de encomendarle en mis oraciones y con él, a todos los que agonizan en su misma tragedia.

Pero he dicho que esa carta es para mí el aguijón de un remordimiento, porque, desgraciadamente, no respondí a sus imploraciones. Tenía pocos años de ordenado, escaso conocimiento de la vida y de las almas. Y no supe cómo abordar el tema y lo fui dejando, indefinidamente, para luego ...

Han sido necesarios veinte años de sacerdocio, veinte años de estudio más en los corazones que en libros, para comprender que sí: la homosexualidad es una herida en la sociedad y en la familia; una herida que no por ser convencionalmente encubierta e ignorada, deja de ser extendida y sangrante... Y necesitamos orientación sobre ella todos: el hombre de la calle que cree reafirmar su propia virilidad escupiendo sobre sus víctimas toda una gama de epítetos viles e infamantes; la misma víctima que se ve condenada a vivir muriendo en una dantesca pesadilla; el adolescente que se pasma al advertir en sí las primeras señales de que no es como los demás y que, falto de ayuda y comprensión, siente el vértigo del abismo...; los padres de familia que con vergüenza y con horror notan en alguno de sus hijos actitudes extrañas; los maestros que ven puesto en la picota a algunos de sus alumnos; los sacerdotes que fulminamos sobre los penitentes de esta clase los rayos del Sinaí y lo despachamos desesperados y amargados.

¡Todos!

Es necesario que todos sepamos que la fe cristiana y la ciencia verdadera tienen para el homosexual una palabra que, si no es inmediatamente un grito de triunfo, es por lo menos serena y de esperanza. Y que todos sepamos mirar en él no al maldito de Dios, escoria de la sociedad y vergüenza de la familia, sino al hermano herido que tiene imperiosa necesidad de nuestra comprensión y nuestra ayuda.

Las nociones que exponemos en este folleto de divulgación popular no pueden tener la pretensión de trabajo científico. Pero sí reproducen, aunque no multipliquemos las referencias, lo más sólido y sano que los especialistas en esta materia y la doctrina católica pueden ofrecer a este respecto.

Ojalá que este sencillo escrito contribuyera en algo a hacer menos agobiante la situación de una de las minorías más extendidas y sangrantes de nuestra sociedad. “La Iglesia - dice el Vaticano II – reprueba como ajena al espíritu de Cristo cualquier discriminación o vejación realizada por motivos de raza o color, de condición o religión”, (Declaración “Nostra etate”, No. 5).

1.- ¿Qué es un homosexual?

Homosexual es la persona –varón o mujer– que está incapacitada para sentir atracción sexual hacia una persona del otro sexo y que sólo siente y puede satisfacer esa tendencia con individuos de su mismo sexo.

2.- ¿Existen falsos homosexuales?

Sí: no son propiamente homosexuales las personas con tendencias normales que de una manera ocasional, por no haber personas del otro sexo, han tenido relaciones con individuos de su propio sexo. Ni lo son tampoco las personas normales que por libertinaje y refinamiento de lujuria buscan relaciones homosexuales.

3.- ¿Se puede considerar la homosexualidad como una simple variedad natural y normal del instinto sexual?

El sentido común, la ciencia y la religión están acuerdo en afirmar que habiendo sido hechos los dos sexos para unirse, completarse y perfeccionarse el uno al otro, la homosexualidad no puede ser sino una anomalía cuyas raíces, sean las que fueren, exigen ser profundamente investigadas.

4.- ¿Cuáles son las causas de la homosexualidad?

La ciencia no ha logrado todavía una conclusión definitiva. Algunos opinan que es hereditaria; otros piensan que es el resultado de un ambiente familiar desfavorable o de una prematura iniciación homosexual. Lo más probable es que se requieran dos cosas: una predisposición innata y una influencia ambiental, puesto que con frecuencia se ven hermanos criados en el mismo ambiente y de los cuales uno resulta homosexual y el otro no. Incluso no todos los jovencitos que han sido iniciados homosexualmente llegan a convertirse en homosexuales.

5.- ¿ Está muy extendida la homosexualidad?

Estadísticas de reconocida seriedad y la experiencia de médicos, sacerdotes, etc., acreditan que es un problema muy extendido. Se calcula que un 5% de la población masculina está afectada por esta desviación. La homosexualidad femenina se considera menos frecuente, o tal vez sea menos notoria que la del hombre.

6.- ¿ Es fácil descubrir si una persona es homosexual?

No es tan fácil como parece. El vulgo suele imaginar que todo homosexual pertenece al grupo, relativamente pequeño, de los homosexuales que se pintan el rostro, se visten de mujer y se contonean de un modo exagerado. Pero la verdad es que la inmensa mayoría de los homosexuales no son fácilmente reconocibles. Algunos podrán quizá delatarse por algún “tic” y hay muchísimos de tal manera viriles en su aspecto, maneras, aficiones y actividades, que a no ser por su falta de interés por el otro sexo, no podrían inspirar sospecha alguna.

7.- ¿Se puede corregir la homosexualidad?

Parece ser que, hablando en general, la medicina y la psiquiatría no se muestran, hasta el presente, muy optimistas. Sin embargo, no todos los casos de homosexualidad son igualmente serios y se han conseguido algunas curaciones. Pero aún en aquellos casos en que la tendencia homosexual en sí no se corrija, no por eso deja de ser muy valiosa la ayuda del médico o del psiquiatra, quienes pueden aliviar e incluso suprimir la casi inevitable neurosis del homosexual, si logran que éste llegue a aceptarse a sí mismo.

8.- ¿Qué es una neurosis?

La neurosis es un trastorno más o menos grave del equilibrio emocional de una persona, es decir, sus sentimientos y emociones se ven perturbados por angustia, ansiedad, resentimiento, etc. Y es casi imposible que un homosexual no sea neurótico si se toman en cuenta las gravísimas presiones internas a que le sujeta su situación. El sentirse diferente de los demás, el creerse culpable de ello, el saberse objeto del odio, la incomprensión, el desprecio y el escarnio de la mayoría. El estar expuesto y ser muchas veces víctima del chantage, de la discriminación, etc., etc. Estas crisis emocionales le sumen con frecuencia en hondísima depresión y si no hay un alma caritativa que le sostenga, le inyecte optimismo, confianza en Dios, espíritu de superación y de sublimación de sus tendencias, no es raro que el homosexual termine en el suicidio. Muchas de esas trágicas muertes sin causa aparente que leemos en los periódicos, han tenido su origen en una crisis neurótica de un homosexual.

9.- ¿ Que quiere decir que “ el homosexual se acepte a si mismo”?

No quiere decir, desde luego que dé rienda suelta a sus tendencias desviadas; eso no haría si no agravar las causas profundas de su neurosis; sino que, una vez convencido de que el no tiene la culpa de ser como es, y por consiguiente, de que nadie tiene derecho a despreciarle como no lo tendría si hubiera nacido albino o paralítico, se dedique a darle a su vida afectiva una orientación sana en provecho de sus prójimos, como lo deben hacer y lo hacen muchas personas – aun no siendo homosexuales- que por razones diversas han de renunciar al matrimonio.

10.- ¿Quiere decir que el homosexual no debe pensar nunca en casarse?

Conste de que muchos homosexuales son casados, algunos se casan para evitar sospechas sobre su condición o en un esfuerzo desesperado por llegar a corregir sus tendencias. Incluso muchos tienen hijos. Pero hay razones y experiencias suficientes para pensar que la mayor parte de esos matrimonios son un fracaso que labra la infelicidad del marido y de la mujer. Hay, sin embargo, homosexuales cuyas tendencias están extrañamente divididas, por así decirlo hacia los dos sexos. Puede ser posible que estos últimos puedan llegar a tener un matrimonio con mayores probabilidades de felicidad.

11.-¿Se puede esperar que algún día la Iglesia Católica autorice y bendiga el matrimonio entre dos homosexuales?

La Iglesia no a inventado el matrimonio. Lo ha recibido tal como salió de las manos de Dios. Y Dios lo ha hecho precisamente la unión indisoluble y monogámica de un varón con una mujer en orden al mutuo complemento y a la propagación de la especie. Este fue también el matrimonio que Jesucristo elevó a la dignidad de Sacramento. Sería, pues, un delirio imaginar que la Iglesia podría alguna vez autorizar y bendecir una unión que se opone a la esencia misma del matrimonio. Los casos que tan escandalosamente explota la prensa de uniones civiles y aun religiosas(?) entre homosexuales son simplemente indicio de la confusión de ideas y de valores que caracteriza la hora actual.

12.-¿Como puede un dios infinitamente bueno permitir que un hombre se vea en una situación como la de los homosexuales, que hace tan difícil llevar una vida conforme a la Ley Divina?

La homosexualidad es, sin duda, uno de los casos particulares más dramáticos que plantea el problema general de la existencia del mal en el mundo. Sabemos que la Revelación que la naturaleza humana perdió, por el pecado original, su equilibrio moral y quedó sujeta a mil miserias agravadas en el curso de los siglos por la herencia y por la perversidad del ambiente.

La homosexualidad es uno de los frutos más amargos de esta solidaridad humana. Pero es también enseñanza cierta de la Fe que ningún hombre, por difícil que sea su situación, queda desprovisto de los auxilios necesarios para encauzar su vida rectamente.

13.- ¿La sociedad actual hace especialmente difícil la vida de los homosexuales?

Si; y ello por dos actitudes que, no por ser diametralmente opuestas, dejan de ser igualmente equivocadas y anticristianas .

La primera, hondamente arraigada y convertida en prejuicio ya ancestral, consiste en fomentar hacia el homosexual una postura de odio, desprecio, asco, burla y escarnio, como si se tratara de un criminal y no, como es en realidad, de una pobre víctima de influencias hereditarias o ambientales que el jamás deseó ni buscó.

La segunda, reacción contra la anterior, consiste en glorificar al homosexual como un super-hombre, negando que su desviación se otra cosa que una “variedad” aristocrática y envidiable del instituto sexual. Esta segunda actitud tiende a ganar terreno merced a cierta literatura, cine y teatro por desgracia muy en boga en nuestros días.

14.-¿Cómo puede ser prevenida la difusión de la homosexualidad?

Es un hecho comprobado por los especialistas que la homosexualidad encuentra su campo de cultivo predilecto en los hogares desequilibrados, desunidos, frustrados y destruidos. Todo lo que contribuya a que los jóvenes lleguen al matrimonio con la debida madurez física, psicológica, moral y espiritual, contribuirá a que se multipliquen los hogares equilibrados y felices y disminuyan los campos de cultivo de las desviaciones sexuales de los hijos.

15.-¿Cuál a de ser la actitud de los padres de la familia que notan en alguno de sus hijos algún síntoma de homosexualidad?

Si hablando en general los padres de familia suelen sentirse mal preparados, incómodos y desorientados en cuanto se trata de dar a sus hijos la debida educación sexual en términos normales, estas desorientación llega a lo sumo cuando sospechan o descubren que alguno de sus vástagos muestran tendencias homosexuales.

He sabido de algunos padres que en tales casos expulsan al hijo del hogar, o bien o abruman a reproches e improperios; y no faltan quienes “confían” al muchacho a algún sujeto libertino para que éste, llevándole a centros de vicio, lo “enderece” de su anormalidad. No se portarían así con un hijo que hubiera nacido raquítico o baldado y, sin embargo, la situación del muchacho homosexual es inmensamente más compleja y delicada. Ningún padre inteligente y cristiano debe jamás adoptar esta actitud.

Lo debido es que se le ponga en contacto con un director espiritual capacitado y con un psiquiatra de confianza; que se le rodee de un ambiente familiar cálido y comprensivo sin ser empalagoso; y si la situación se prolonga y el niño llega a joven y a adulto sin mostrar inclinación a casarse, no abrumarle con insinuaciones, recomendaciones y mucho menos presiones para que lo haga. Eso no serviría sino para agravar y hacer insoportable el problema del hijo. Si no puede formar un hogar propio, que disfrute de tranquilidad en el hogar de sus padres.

16.- ¿Se puede “curar” a un homosexual sujetándole a estímulos eróticos, sumergiéndolo en un ambiente pornográfico y llevándole a centros de vicio?.

Aparte de que esos medios son intrínsecamente inmorales y, como dice San Pablo, “no podemos hacer un mal para que venga un bien” (Rom. 3,8), son también inútiles y contraproducentes.

El problema del homosexual radica precisamente en su capacidad para que su instinto sexual responda a los estímulos normales y esa incapacidad no se remedia con multiplicar esos estímulos. El muchacho homosexual a quien se obligara a tener contacto con una prostituta, saldría asqueado del ambiente, decepcionado de sí mismo, tal vez con una enfermedad venérea, y más homosexual que antes. Si su instinto ha de rectificarse, será a base de procedimientos siquiátricos de muy distinta naturaleza.

17.- ¿Cuáles son los resultados de una actitud no comprensiva, asediante y hostil para con el adolescente homosexual?

Esta actitud no haría sino hacer más aguda la crisis neurótica del chico, encerrarle dentro de sí mismo, y empujarle a que se echara definitivamente en brazos de un bajo ambiente homosexual, turbio, inmisericorde, explotador, que poco a poco lo iría encadenando en sus viscosos anillos de seducción, amenazas, compromisos, y que tantas veces lleva a sus víctimas al crimen, a las drogas, al suicidio.

18.- ¿La homosexualidad es “contagiosa”?

Aunque no hubiera jovencitos con predisposición innata a la homosexualidad, es generalmente admitido que el instinto sexual en los adolescentes no ha llagado todavía a definirse y a fijarse en su debida dirección. De lo cual resulta que si en esa edad la primera experiencia sexual se realiza con una persona desviada, es muy probable que el muchacho se convierta en homosexual; pues según la ley de los “reflejos condicionados”, cuando un instinto se satisface, por vez primera sobre todo, de un modo determinado, queda poderosamente inclinado a seguirse satisfaciendo de la misma manera. Por esta razón debe evitarse a toda costa que los adolescentes se asocien con homosexuales reconocidos, sobre todo si se trata de adultos – caso muy frecuente- que los persiguen sistemáticamente.

19.- ¿La iglesia excluye a los homosexuales de los sacramentos?

Ningún católico, homosexual o no, que está sinceramente arrepentido de sus pecados y está verdaderamente dispuesto a poner los medios para enmendarse es excluido jamás de los sacramentos. Claro está que si un homosexual sostiene relaciones con alguien que fatalmente lo lleva al pecado, el confesor debe exigirle, que ponga los medios eficaces para que esa amistad no le lleve a ofender a Dios y, si no hay otro remedio, que la termine. Y si el homosexual pudiendo hacerlo se niega a ello, el confesor no puede absolverlo. Pero esto mismo se exige a una persona no homosexual que se encuentre en situación semejante.

20.- ¿Qué pensar de las agrupaciones de homosexuales?

Estas agrupaciones, si tal pueden llamarse, suelen desenvolverse en un ambiente sórdido; el vicio es el “lazo de unión”, no infrecuentemente roto por el crimen. En un nivel quizá más selecto se dan agrupaciones de homosexuales que toman por base el falso supuesto de que la homosexualidad es un timbre de gloria. No hay duda de que todo esto ha de ser necesariamente pernicioso para sus miembros y para la sociedad en general. Pero si llegaran a darse agrupaciones de homosexuales que enfocaran su problema desde el verdadero punto de vista y dirigieran sus esfuerzos a una genuina superación, como hacen los “Alcohólicos Anónimos”, sin duda que merecerían ser ayudadas y fomentadas.

21.-¿En qué medida es un homosexual responsable de su actividad sexual?

Hemos dicho que ningún genuino homosexual es responsable de serlo. Y hemos dicho también que la homosexualidad lleva casi siempre consigo un estado neurótico. Ahora bien, es evidente que todo trastorno emocional puede estorbar en alguna medida el libre ejercicio de la voluntad; sin embargo, a no ser en casos extremos, ésta conserva siempre la facultad de imponer sus decisiones. Por eso no puede afirmarse que todo homosexual, por el sólo hecho de serlo, pierda el control y la responsabilidad de sus impulsos.

Y si él advirtiera que le es difícil o casi imposible controlarse, estaría en la obligación, como cualquier otra persona neurótica, de buscar la ayuda psiquiátrica necesaria.

22.- Si el matrimonio es prácticamente imposible para la mayoría de los homosexuales y la moral cristiana condena toda actividad sexual fuera del matrimonio, se sigue que el homosexual se verá obligado a reprimir toda la vida sus impulsos y esta represión ¿no agravará muchísimo su neurosis?.

Toda la aparente fuerza de esta objeción se basa en que se confunde lamentablemente represión con autocontrol. Y se trata de dos realidades completamente opuestas, como lo afirma hoy toda sana y sólida psicología.

La represión consiste en impedir el último desahogo de una tendencia que por otra parte se está alimentando y estimulando constantemente. Claro que esto tiene que resultar terriblemente dañoso para el equilibrio emocional. Es como quien inyecta gas constantemente en un globo sin permitirle ningún escape: el globo acaba por estallar.

El autocontrol no procede así: evita todo estímulo deliberado de la tendencia y canaliza inteligentemente el dinamismo de la tendencia misma hacia otras actividades constructivas. Esto exige aplicación, esfuerzo y constancia es cierto; pero no es imposible y lo demuestra el ejemplo de incontables personas que habiendo renunciado al matrimonio por cualquiera motivación noble, llevan una vida, no reprimida, sino auto controlada.

“Es necesario colocar lo genital en su debido lugar (relativamente pequeño, pero importante) dentro de la sexualidad humana. De ahí surgirá que la continencia (el autocontrol) es la norma verdadera de la sexualidad. El principal órgano sexual es el cerebro. El órgano propio del psiquismo lo es también de la sexualidad. El cerebro tiene poder tanto para desencadenar como para refrenar el sexo” (Dr. Pablo Chauchard, Equilibrio y dominio sexual, pp. 18 y 37).

La experiencia y la psicología, la medicina y la religión están acordes en afirmar que la castidad (autocontrol) no sólo no son dañosas a la salud y al equilibrio humano, sino que lleva a éste a su más alto grado de superación.

23.-Si la Iglesia, según el espíritu de Cristo, ha de acoger y alentar al homosexual. ¿Por qué hay a veces sacerdotes que los tratan con poca o ninguna caridad?

Los sacerdotes somos hombres de nuestro tiempo y no estamos inmunizados a dejarnos influenciar por los perjuicios de todo hijo de vecino. Por eso hay que lamentar que a veces algunos sacerdotes se imaginen que la manera adecuada de tratar al pobre homosexual que llega al confesionario, quizá después de haber realizado un acto de vencimiento heroico, es colmarle de reproches de este tipo: “ ¿No te da vergüenza ser un j...?” “ ¿Te gusta que los demás te traten como una ...?” ¡Qué insensatez! Todos los reproches que pudiéramos hacerle al infeliz, se los ha hecho ya él a sí mismo. Y si no reconociera que el pecado no ennoblece a nadie, no se acercaría a confesarse.

Si viene a que le demos pan y recibe una piedra, no es extraño que muchos no vuelvan ya jamás, o por largo tiempo a acercarse al confesionario. Afortunadamente la formación pastoral de nuestros días, que toma muy en cuenta la realidad humana del homosexual a la luz de la psicología, está capacitando mucho mejor a los sacerdotes para darle la ayuda que con toda razón espera de nosotros.

24.- ¿Puede soñar el homosexual con llegar alguna vez a un alto grado de superación moral y espiritual?

Indudablemente que sí.

Y no dudamos en afirmar que el homosexual puede hallar a la luz del Evangelio lo que podemos llamar - sin asomo de ironía- “Su propia mística”.

“Hay incapacitados para el matrimonio que nacieron así del seno materno; y hay incapacitados a quienes así los hicieron los hombres; y hay incapacitados que ellos mismos se hicieron así por el reino de los cielos.
El que sea capaz de aceptar esto, que lo acepte” (Mat. 19:12).

Hermano que llevas sobre tus hombros la cruz pesadísima de la homosexualidad: ¡anímate!

El padre celestial que a otros les dejó escoger, en una decisión generosa y valiente, el renunciar al matrimonio, a ti no te dejó escoger. ¡El escogió para ti! Sí, ¡El Porque, al fin y al cabo, no hay circunstancia de la vida del hombre que se escape al amor y a la sabiduría infinita de su Providencia omnipotente.

A otros, Dios les permite escoger, entre el heroísmo y la abyección, la vía ancha y cómoda de la mediocridad.

Para ti no hay esa cobarde escapatoria: no te queda otra alternativa sino encanallarte o ... ¡sublimarte!

¡Anímate, pues!

“Escribe, lee, canta, suspira, calla, ora, sufre con buen corazón lo adverso: que la vida eterna digna es de ésta y de otras mayores peleas” (Imit. L. III, Cap.53)

El padre, que conoce tu arcilla, no va a contar el número de tropiezos; lo que El espera de ti es un corazón humilde, confiado y porfiado, que no se canse de luchar.

Padre Silvio Pellico

Extractado del Folleto E.V.C. No.610
¿Abandona la Iglesia a los homosexuales?
Imprimatur: Mons. Octaviano Valdés. Pro-Vicario General
Curia del Arzobispado de México