John Billings se dio cuenta de que el síntoma más preciso de la fertilidad era una secreción que el cérvix producía en los días próximos a la ovulación
María García y su marido, Juan tenían planeado tener cuatro hijos y acordaron que la mejor forma de evitar tener más era usando la píldora anticonceptiva. Pero tanto este método como otros anticonceptivos que usaron les fallaron, y los embarazos se sucedieron uno detrás del otro. María se informó, y le dijeron que lo más eficaz era el dispositivo intrauterino, DIU (que además es abortivo), así que se decidió a probarlo.
Algo empezó a removerle la conciencia, pero, como ella misma explica, “cuando sabemos que estamos haciendo algo mal, siempre encontramos razones para justificarnos: mi teoría era que ya había tenido tres hijos en tres años, así que Dios me comprendería si usaba este dispositivo”.
Al cabo de seis años, le animaron a aprender el Método de la Ovulación Billings (MOB), una forma natural de reconocimiento de la fertilidad, pero ella no estaba dispuesta a hacer experimentos: “Soy una mujer ‘moderna’, y sé que los métodos naturales no funcionan, así que prefiero usar un método actual, eficaz y sencillo”, se decía.
Pero finalmente le convencieron explicándole que el MOB no era el método del ritmo (conocido como Ogino), sino uno de los más modernos y eficaces, basado en la ciencia, y que además estaba acorde con las enseñanzas de la Iglesia católica. Toda su vida cambió desde entonces.
“Nos dio paz saber que mi salud no se estaba dañando, y nos permitió compartir la responsabilidad de la paternidad –hasta entonces, era el cuerpo de ella el que llevaba el peso de la anticoncepción–, y además podíamos seguir siendo una ‘pareja moderna’, ya que estábamos usando uno de los métodos más eficaces y científicos que hay disponibles”.
Gracias al MOB, María y Juan descubrieron el don que suponía un nuevo hijo, y empezaron a vivir una auténtica apertura a la vida: “Habíamos planeado tener cuatro hijos, pero, desde entonces, si el plan de Dios era que tuviéramos más, los dos estábamos abiertos a esa posibilidad”.
Pero, ¿en qué consiste este método, que es capaz de transformar hasta tal punto la vida de un matrimonio?
60 años de historia
La historia del MOB comienza en 1953, cuando un joven médico australiano, llamado John Billings, empezó a colaborar con un fraile designado por el arzobispado de Melbourne para ayudar a posponer el embarazo a matrimonios católicos con serios problemas clínicos.
Por entonces, sólo había dos medios de reconocimiento de la fertilidad compatibles con la vivencia cristiana del matrimonio: el del ritmo y el de la temperatura.
Pero ambos tenían importantes flaquezas, y además existían etapas en la vida de la mujer (como la lactancia o la premenopausia) en las que estos métodos no aportaban ninguna información.
De modo que los matrimonios acudían angustiados al doctor Billings y le explicaban: “Mi médico nos ha dicho que debemos usar anticonceptivos o que uno de nosotros debe esterilizarse, pero somos católicos y sabemos que eso es inmoral. ¿Puede usted ayudarnos?”.
Esta pregunta caló profundamente en él y le impulsó a desarrollar su propia investigación sobre los periodos fértiles e infértiles en el ciclo de la mujer.
Pronto se dio cuenta de que el síntoma más preciso de la fertilidad era una secreción que el cérvix producía en los días próximos a la ovulación.
“Empecé a consultar a las mujeres que venían solicitando mi ayuda, y me sorprendí al encontrar que todas ellas contestaban positivamente cuando yo les preguntaba sobre la presencia de un flujo durante el ciclo distinto a la menstruación”, explicó en una ocasión el doctor.
“Así fue como supe que, guiado por la Providencia, había tropezado con un elemento de la creación de Dios de gran importancia”.
Ante esta evidencia, el doctor recomendó a las parejas que no tuvieran relaciones conyugales cuando hubiera presencia de este flujo, y ninguna de ellas se quedó embarazada.
Verificaciones científicas
Su mujer Evelyn, también médico, empezó a ayudarle en la investigación y a transmitir el método a las parejas. Todos los hallazgos que fueron realizando se verificaron por las investigaciones de otros científicos.
Por un lado, James Brown, un químico de renombre que había desarrollado un método para medir los estrógenos en la sangre y en la orina, constató, gracias a más de 750.000 mediciones hormonales, que el flujo que la mujer sentía y veía durante su ciclo tenía una correspondencia hormonal en su organismo que coincidía con el momento de la ovulación.
Por otra parte, el físico sueco Erik Odeblad, que había desarrollado amplias investigaciones sobre la composición de distintos tipos de flujo o moco cervical, verificó que las reglas del método que enseñaba el matrimonio para espaciar el embarazo eran correctas.
Respeto a la vida y al amor
Pero al margen del hallazgo revolucionario que hizo este matrimonio, lo más importante han sido los frutos que se han seguido de él.
Marian Corkill, una de las actuales directoras de la Organización Internacional del Método de la Ovulación Billings (WOOMB), explica a Misión que este conocimiento “engendra respeto por el verdadero significado de la sexualidad, reconociendo, y respetando a la vez, la vida y el amor; y enseña a la pareja a aceptar la administración de su gran don, al darse cuenta de que, al tener relaciones sexuales, están participando en un acto de amor que puede engendrar vida, incluso cuando la posibilidad es remota”.
Corkill añade que, “en lugar de ‘utilizar’ al otro por el placer sexual, la pareja se entrega mutuamente de forma libre en el amor incondicional.
Es ese amor incondicional el que les permite posponer positivamente las relaciones sexuales durante la fase fértil de la mujer cuando su decisión conjunta es espaciar un embarazo en ese momento”.
Este fue el caso de Sarah y su marido, Charlie Stuart. Para ellos, la anticoncepción era una cuestión innegociable en su matrimonio,
Pero, tras conocer las enseñanzas de la Iglesia sobre la sexualidad en una conferencia en Vancouver, Sarah decidió tirar la píldora a la basura.
“Fue a partir de ese día cuando empecé a permitir que Dios tomara el control de mi cuerpo y de mi vida”, explica. Aprendieron varios métodos naturales, pero finalmente se quedaron con el MOB, al considerarlo “el más simple y fácil de usar, además de altamente eficaz”.
Y ahora su vida conyugal se ha transformado por completo: “Como pareja, estamos más unidos y cuando estamos en intimidad disfrutamos de un encuentro total, libre, fecundo y fiel. La intimidad se ha convertido en comunión, y no en una ganancia egoísta”.
Por todo el mundo
Desde el mismo corazón de África hasta China, El Salvador, Brasil o Pakistán, el matrimonio Billings recorrió todo el mundo con el fin de difundir su método por todos los rincones.
“Nunca desearon fama o poder, porque creían que realizaban un trabajo de Dios y que podía beneficiar a la humanidad que ellos continuaran viajando y compartiendo su conocimiento gratuitamente, a pesar del gran coste personal que suponía”, explica Marian Corkill.
“Eran especialmente felices cuando trabajaban con los más pobres entre los pobres porque creían que tenían un gran regalo que ofrecer, que traería felicidad”, subraya Marian.
Así ocurrió al trabajar con la Madre Teresa en Calcuta, a finales de los ochenta, cuando el Gobierno indio impuso un programa de anticoncepción, esterilización y aborto obligatorio a la población más pobre.
“Lejos de ser compasión por los pobres, esta política suponía dañar la fortaleza de su unión e introducir la peor de todas las pobrezas, la del amor, sobre la que a menudo hablaba la Madre Teresa”, explicaba en una ocasión Evelyn Billings.
La Madre Teresa, amiga personal del matrimonio, les pidió que instruyeran a las hermanas y novicias en el MOB para que pudieran enseñárselo a los pobres y evitar que el Gobierno los sometiera a estas prácticas abusivas.
John falleció en 2007 y Evelyn, en febrero de 2013. De ambos se está recopilando toda la documentación necesaria para abrir el proceso de canonización, pues con el testimonio de generosidad de sus propias vidas y el único recurso del reconocimiento de la fertilidad, han conseguido que cientos de miles de matrimonios puedan vivir una sexualidad de entrega generosa y total entre los esposos, abierta a la vida y al don fecundo del amor de Dios.
Como dijo espontáneamente una mujer al finalizar una conferencia del doctor Billings en África, “este método es amor”.
Más información: http://www.woombesp.es