Un infierno "light"
Qué pasa con nuestra existencia al Morir?
Al declarar a Cristo como nuestro Señor, ya tenemos asegurada la Salvación?
Para que es necesario el Purgatorio?
Para que sirven las Indulgencias?
Es Posible Recibir una Purificación total en la vida aquí en la Tierra?
CITAS DE LA EXISTENCIA DEL INFIERNO EN LA BIBLIA
Y todo el que no se halló escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego
-Apocalipsis 20:15
Un infierno "light"
Así como hay cerveza sin alcohol, café sin cafeína, sal sin sodio, azúcar sin glucosa, así existen, también, cristianos “light” que son partidarios de un infierno “light”.
Nos podemos preguntar, ¿qué es un infierno “light”? Es un “infierno” carenciado.. Es un infierno “liviano”: sin pena de daño, sin pena de sentido, sin eternidad y/o sin habitantes.
En muchos textos de la Sagrada Escritura se fundamentan las verdades reveladas acerca del infierno. SE ENSEÑA la pena de daño, o sea, la privación de la vista de Dios, en “Apartaos de mí, malditos,...” (Mt 25, 41); la pena de sentido, o sea, el sufrimiento que proviene de cosas sensibles, en “ ...id al fuego...” (id); la eternidad de las penas, que no terminarán jamás, en “...eterno.” (id); y acerca de sus habitantes: “Éstos irán al castigo eterno...” (Mt 25, 46). Para los que tenemos el convencimiento de que la Biblia es Palabra de Dios, no son necesarios más textos.
Las cuatro negaciones acerca del infierno:
1.La privación de la vista de Dios o pena de daño
2. El castigo infligido a las creaturas o pena de sentido
3. La eternidad de las penas
4. El infierno “vacío”
Nunca agradeceremos suficientemente la paciencia de Dios con nosotros que, por estar en vida, todavía tenemos la esperanza de conversión. Podríamos haber terminado nuestra existencia en esta tierra estando en pecado y Él no lo permitió. Debemos seguir pidiendo, como lo hacemos en cada Avemaría: “Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”.
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Qué pasa con nuestra existencia al Morir?
Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección, El que cree en mí, aunque muera, vivirá;y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?» (Juan 11,25-26). Una de las grandes buenas nuevas es que tenemos vida eterna, porque Jesús venció a la muerte, Jesús dijo "Vengo a darles vida y vida en abundancia", San Pablo dijo que quería irse con el Señor... ¿a qué, a dormir? San Pedro dice que Jesús bajo a predicar a los que habían muerto en la época de Noe, ¿a quien le predicó, a dormidos? ¡Lázaro y Epulón no parecían dormidos después de muertos, ni los Espíritus de los Mártires al pie del Altar en el Apocalipsis, ni las multitudes que seguían al Cordero! “Y del mismo modo que está establecido que los hombres mueran una sola vez, y luego el juicio” (Hebreos 9,27). Es decir ni reencarnación, ni sueño; sino presentarse al juicio personal.
Por eso es necesario cuidar esa vida de gracia eterna que Cristo nos ofrece, siendo fieles a los mandatos de nuestro Creador, atentos a las cosas de Dios mientras tenemos vigor, antes que vuelva el polvo a la tierra, a lo que era,“… y el espíritu vuelva a Dios que es quien lo dio”. (Eclesiastés 12,7).
www.apologeticasiloe.com y estudia el tema "El Alma y la Eternidad" está muy completo.
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Al declarar a Cristo como nuestro Señor, ya tenemos asegurada la Salvación?
La salvación es un regalo que Dios da a quien quiere, pero es también un compromiso, Jesús afirmó en Mateo 7,21 “No todo el que me diga: «Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial” La Biblia es muy clara los solos gestos externos no son suficientes: “Poned por obra la Palabra y no os contentéis sólo con oírla, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1,22).
La salvación es un don gratuito que recibimos de parte de Dios por Jesucristo en el Espíritu Santo (ver Hechos 4,12, 2Tes 2,13, 2Tim 2,10 entre otros muchos pasajes); no es un premio a nuestras buenas obras, sino un don de Dios misericordioso. Ahora bien, en lo que está de nuestra parte, sin duda que debemos recibir esa salvación, estar dispuestos y totalmente abiertos a ella, buscarla, luchar perseverantemente por ella (cf Mateo 10,22), y estar atentos a las asechanzas del diablo que, "como león rugiente, ronda buscando a quien devorar" (1Pe 5:8).
Algunos hermanos muy lamentablemente afirman de la salvación; que se trata de algo que, una vez recibido, no se puede perder más, hagamos lo que hagamos; contradiciendo lo que enseña toda la Sagrada Escritura, por ejemplo: Fil 2:12 "De modo que, amados míos, así como habéis obedecido siempre (…) ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor". Si la salvación no pudiese perderse por nuestra negligencia, el mandamiento de "ocuparnos en nuestra salvación con temor y temblor" sería superfluo. El mismo San Pablo veía que era posible que él fuese descalificado: “Más bien, pongo mi cuerpo bajo disciplina y lo hago obedecer; no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo venga a ser descalificado” (1Cor 9,27).
Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva (Ezequiel 18,23; I Tes 5:9), por la salvación de la humanidad, murió Jesús en la cruz (cf Hebreos 2,10), y Él nos advierte: “Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará” (Mateo 24,13), “Por eso, hermanos, procurad aun con mayor empeño hacer firme vuestro llamamiento y elección, porque haciendo estas cosas no tropezaréis jamás” (2 Pe 1,10) “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Cor 10,12).
La sola proclamación de una fe no es suficiente:
¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: «Tengo fe», si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe? (Santiago 2,14 Por eso Pablo, en concordancia con el evangelio (Mateo 3,8) nos dice: “…he predicado que se convirtieran y que se volvieran a Dios haciendo obras dignas de conversión (Hechos 26,20). “Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta” (Santiago 2,17).
Nuestra fe en el Señor, debe estar acompañada de obras dignas de la vocación a la que hemos sido llamados (cf Efesios 4,1), “Porque así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta” (Santiago 2,26).
Debemos permanecer fieles a la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo (Efesios 5,24-ss) y perseverar en el bien hasta el final: “Porque hemos llegado a ser participantes de Cristo, si de veras retenemos el principio de nuestra confianza hasta el fin” (Heb 3,14). Ya que Dios “…dará a cada cual según sus obras: a los que, por la perseverancia en el bien busquen gloria, honor e inmortalidad: vida eterna” (Romanos 2,6).
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Para que es necesario el Purgatorio?
Al decir la Carta a los Efesios que nada impuro entrará en el Cielo, es necesario que Dios limpie todas y cada una nuestras imperfecciones con la Sangre del Cordero, por los Méritos de Cristo, antes de entrar al Cielo, por su infinita bondad, para que el mismo Señor nos presente ante la sus Ángeles: “Santos entre los Santos e irreprochables”: "Porque tened entendido que ningún fornicario o impuro o codicioso, que es ser idólatra, participará en la herencia del Reino de Cristo y de Dios" (Efesios 5,5).
«El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo (Mateo 22,2) Y a esta fiesta de reino debemos llegar purificados, como nos advierte Jesús: «Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?" El se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes: "Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes" (Mateo 22,11-12).
El Purgatorio es un estado de vida, de preparación, para nuestro paso al Cielo, viene a ser un estado de vida transitoria, para revestirnos de la pureza total requerida, para entrar a la gran celebración del Cielo. En atención a la Divina misericordia: “Yahveh está cerca de los que tienen roto el corazón.
Él salva a los espíritus hundidos… (Salmos 34,19), como en el caso del profeta Jonás: “Dijo: Desde mi angustia clamé a Yahveh y él me respondió; desde el seno del seol grité, y tú oíste mi voz (Jonás 2,3), hasta poder agradecer la salda de ese estado: “Gracias te doy de todo corazón, Señor Dios mío, daré gloria a tu nombre por siempre, pues grande es tu amor para conmigo, tú has librado mi alma del fondo del seol” (Salmos 86,12-13)
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Es Posible Recibir una Purificación total en la vida aquí en la Tierra?
Por supuesto que si, y en la Iglesia hay infinidad de testimonios, de personas Santas, que han resaltado en el cumplimiento heroico de virtudes cristianas, y entran directo al Cielo, claro está también, todas aquellas personas, que han recibido el Sacramento de la Reconciliación, en su agonía, y se han Purificado totalmente, antes de morir, como el caso del Ladro que murió en el Calvario crucificado, y arrepentido de todo sus pecados, al lado de Jesús de Nazaret, y como lo narra Lucas 23,43: "Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso".
Es el caso que en el Cielo, estaremos en presencia de Dios y no podremos mantenernos de pie, ante su santa presencia, por más Siervos suyos que nos creamos, si no estamos totalmente purificados, como dice Efesios 1,4 que debemos presentarnos: santos inmaculados e irreprochable ante la Suprema Presencia de Dios, para eso Él mismo nos purga. Pongamos el ejemplo del Profeta Isaías, que siendo un siervo de Dios, en el templo, recibe la visita de Dios (y su purificación), leamos reacción de Isaías, su confesión y la purificación: "Y dije: «¡Ay de mí, que estoy perdido, pues soy un hombre de labios impuros, y entre un pueblo de labios impuros habito: que al rey Yahveh Sebaot han visto mis ojos!»
Entonces voló hacia mí uno de los serafines con una brasa en la mano, que con las tenazas había tomado de sobre el altar, y tocó mi boca y dijo: «He aquí que esto ha tocado tus labios: se ha retirado tu culpa, tu pecado está expiado..» Y percibí la voz del Señor que decía: «¿A quién enviaré? ¿y quién irá de parte nuestra»?
Dije: «Heme aquí: envíame»" (Isaías 6,5-8).
Sí el Profeta Isaías, necesitó esa purificación para estar frente a la Gloría de Dios, cuanto más nosotros la necesitaremos, que quizás habitamos entre una humanidad mucho más impura que la de aquella época. Por eso debemos frecuentar los sacramentos, especialmente el de la Confesión o Penitencia, y ofrecer la Eucaristía y obras de misericordias, en reparación por nuestros pecados, renovar las gracias recibidas en el bautismo, y estar preparados porque no sabemos ni el día ni la hora, en que nos llamará el Señor, a su santa gloría del Cielo.
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Para que sirven las Indulgencias ?
Cuando una persona peca, esto le acarrea ciertas consecuencias: la consecuencia de la culpa y la consecuencia del castigo. La Escritura habla de la primera cuando describe a la culpa como adhiriéndose a nuestras almas, y haciéndolas descoloridas e impuras ante Dios: "Venid, pues, y disputemos –dice Yahveh–-: Así fueren vuestros pecados como la grana, cual la nieve blanquearán. Y así fueren rojos como el carmesí, cual la lana quedarán" (Isaías 1, 18).
Esta idea de la culpa adhiriéndose a nuestras almas aparece en textos que describen el perdón como una limpieza o lavado y el estado de nuestras almas perdonadas como limpias y blancas: "Lávame a fondo de mi culpa, y de mi pecado purifícame... Rocíame con el hisopo, y seré limpio, lávame, y quedaré más blanco que la nieve" (Salmo 51, 4.9).
No sólo incurrimos en culpa, sino también en la pena de castigo cuando pecamos: "Pasaré revista al orbe por su malicia y a los malvados por su culpa. Haré cesar la arrogancia de los insolentes, y la soberbia de los desmandados humillaré" (Isaías 13, 11). El juicio atañe incluso a las cosas más pequeñas: "Porque toda obra la emplazará Dios a juicio, también todo lo oculto, a ver si es bueno o malo." (Eclesiastés 12, 14).
Cuando alguien se arrepiente, se confiesa y pide perdón, Dios quita su culpa: “Así fueren vuestros pecados como la grana, cual la nieve blanquearán. Y así fueren rojos como el carmesí, cual la lana quedarán” (Isaías 1, 18) y todo castigo eterno "¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos de la cólera!" (Romanos 5, 9), pero las penas temporales pueden permanecer. Un pasaje que demuestra esto es 2 Samuel 12, en el cual el profeta Natán confronta a David con su adulterio.
"David dijo a Natán: ‘He pecado contra Yahveh.’ Respondió Natán a David: ‘También Yahveh perdona tu pecado; no morirás. Pero por haber ultrajado a Yahveh con ese hecho, el hijo que te ha nacido morirá sin remedio.’" (2 Samuel 12, 13-14). Dios perdonó a David, hasta el punto de salvar su vida, pero David todavía tuvo que sufrir la pérdida de su hijo además de otros castigos temporales.
Los méritos de Cristo, siendo infinitos, aplicándolos a los creyentes, la Iglesia actúa como servidora de Cristo en la aplicación de lo que él ha hecho por nosotros, y sabemos por la Escritura que la obra de Cristo se aplica a nosotros a través del tiempo y no de una sola vez. (Filipenses 2, 12; 1 Pedro 1, 9).
La iglesia en atención al poder y la misión de la remisión de los pecados, que Cristo le delega en Juan 20,21-23, distribuye el perdón de los pecados mediante el bautismo y el sacramento de la confesión, y el perdón de las penas temporales, mediante las indulgencias que concede, bajo ciertas condiciones que nos impulsan a una conversión mas profunda.
Si Cristo dio a sus ministros la capacidad de perdonar las penas eternas del pecado, ¡cuánto más tendrían la capacidad de remitir las penas temporales del pecado! Cristo también prometió a su Iglesia el poder para atar y desatar en la tierra, diciendo: "Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo" (Mateo 18, 18).
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LOS Masones TESTIGOS DE JEOVÁ, como los Masones adventistas y otros grupos niegan la existencia del infierno,Sin embargo la Biblia lo cita unas 60 veces.
CITAS DE LA EXISTENCIA DEL INFIERNO EN LA BIBLIA
MATEO 3,12
MATEO 5,22
MATEO 5,30
MATEO 5,29
MATEO 8,12
MATEO 10,28
MATEO 13,24-30
MATEO 13, 41-42
MATEO 13,49-50
MATEO 18,8
MATEO 22,13
MATEO 23,33
MATEO 24,51
MATEO 25,30
MATEO 25,41
MARCOS 9,47-49
LUCAS 3,9
LUCAS 3,17
LUCAS 12,5
LUCAS 13,28
LUCAS 16,23
LUCAS 12,58-59
1 CORINTIOS 3,14-15
HECHOS 8,20
2 TESALONISENSES 1,9
HEBREOS 10,27
SANTIAGO 3,6
AAPOCALIPSIS 14,10
APOCALIPSIS 19,20
APOCALIPSIS 20,10
APOCALIPSIS 20,15
APOCALIPSIS 21,8
ID POR TODO EL MUNDO Y ANUNCIAD EL EVANGELIO A TODA CRIATURA; EL QUE CREA Y SE BAUTICE SE SALVARÁ; Y EL QUE NO CREA SE CONDENARÁ.»
-Mc 16, 15.
P. Carlos M. Buela, IVE| Fuente: www.iveargentina.org
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