¿Porqué el Domingo es el Día del Señor?

EL TERCER MANDAMIENTO

Recuerda el día del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos, pero el día séptimo es día de descanso para el Señor, tu Dios. No harás ningún trabajo - Éxodo 20, 8-10


El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo del hombre también es Señor del sábado - Marcos 2, 27-28

Vemos dos versículos que reflejaban un gran contraste en aquel entonces. Jesucristo era atacado constantemente porque supuestamente no respetaba el Sábado. Así que miraremos bíblicamente como es el desarrollo del Día del Señor y como comienza en el Sábado y termina en la Plenitud del Domingo.


El Sábado.

Todo comienza en la creación, que bellamente es descrito en diferentes géneros literarios por el génesis. El Señor hizo el mundo en seis días y al séptimo descanzó:

Concluyéronse, pues, los cielos y la tierra y todo su aparato, y dio por concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda la labor que hiciera. Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó; porque en él cesó Dios de toda la obra creadora que Dios había hecho. - Génesis 2, 1-3

Y el Señor al ordenar este tercer mandamiento, concluye así:

Pues en seis días hizo el Señor el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo el Señor el día del sábado y lo hizo sagrado - Éxodo 20, 11

Haciendo perfectamente Memorial de la Creación. Pero el Señor, no sólo hace este memorial, sino otro también... un Memorial de la Liberación de Israel de la esclavitud de Egipto:

Acuérdate de que fuiste esclavo en el país de Egipto y de que el Señor tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y tenso brazo; por eso el Señor tu Dios te ha mandado guardar el día del sábado - Deuteronomio 5, 15


También lo dió a Israel para que lo guardara como signo de la alianza inquebrantable:

Los israelitas guardarán el sábado celebrándolo de generación en generación como alianza perpetua. - Éxodo 31, 16

La acción del Señor es modelo de la acción humana. Así como el Señor descanzó el séptimo día, así el hombre debe descanzar y hacer que los demás, en especial cuando es patrón y jornalero, recobren el aliento:

el séptimo descansarás, para que reposen tu buey y tu asno, y tengan un respiro el hijo de tu sierva y el forastero. - Génesis 23, 12

También puede considerarse como un día de protesta contra las servidumbres y el culto al dinero (para todos aquellos que son obsesionados con el trabajo):

Vemos primero a un Nehemías enérgico para hacer respetar el Sábado (Nehemías era el copero del rey persa Artarjerjes I, que luego es nombrado por él para gobernar Judea):

Por aquellos días, vi que había en Judá quienes pisaban los lagares en día de sábado; otros acarreaban los haces de trigo y los cargaban sobre los asnos, y también vino, uva, higos y toda clase de cargas, para traerlo a Jerusalén en día de sábado: les advertí que no vendiesen sus mercancías.

Reprendí a los notables de Judá diciendo: "¡Qué mala acción cometéis profanando el día del sábado!

Así que ordené que cuando la sombra cubriese las puertas de Jerusalén, la víspera del sábado se cerrasen las puertas, y que no se abriesen hasta después del sábado. Y puse junto a las puertas a algunos de mis hombres para que no entrase carga alguna en día de sábado. Una o dos veces, algunos mercaderes que vendían toda clase de mercancías pasaron la noche fuera de Jerusalén, pero yo les avisé diciéndoles: "¿Por qué pasáis la noche junto a la muralla? ¡Si volvéis a hacerlo, os meteré mano!" Desde entonces no volvían más en sábado. - Nehemías 13, 15.17.19-21

Es notable que los mercaderes comtenporáneos de Nehemías tenían tanta codicia por el dinero que incumplían el mandamiento del Señor y se ponían a trabajar por pura avaricia al dinero. Eso es lo que luchaba y luchó Nehemías cuando regresó a Judea a gobernarla.


Incidentes con el Señor Jesús

Muchas veces fue acusado el Señor de quebrantar la Ley del Sábado. Pero el problema es que el Señor no quebrantaba dicha Ley, nunca quebranta su Santidad, sino que la da la Autoridad que se merece, la verdadera interpretación de esta Ley:

El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado - Marcos 2, 27

Y las obras del Señor en ese día eran obras de caridad, así con compasión proclama:

es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla - Marcos 3, 4

Es el día de las misericordias y del honor de Dios:


La hipocrecía de los fariseos era lo que mucho acusaba el Señor, al final, el Señor es el del Sábado:
El Hijo del hombre es Señor del sábado - Marcos 2, 28


El día del Señor:

Este es el día que el Señor ha hecho, exultemos y gocémonos en él! -
Salmo 118, 24

El día del Señor >>> "Hè kyriakè hèmera" (griego) >> "Dies Dominica o Dies Domini" >> Domingo (de ahí viene la palabra y eso significa)

¿No creen que es casual de que el Día del Señor, sea el primer día de la creación y así el octavo que sigue del sábado?

En Marcos (16, 1) y Mateo (28, 1) se concidera octavo: "Pasado el sábado..."

Y esto sencillamente tiene un significado: Cristo Finaliza e Inaugura con su resurrección. Para los cristianos vino a ser el primero de todos los días, el primero de las fiestas, el más importante de la semana... el Día del Señor. Miremos a nuestro San Justino Mártir:

Nos reunimos todos el día del sol porque es el primer día (después del sábado judío, pero también el primer día), en que Dios, sacando la materia de las tinieblas, creó al mundo; ese mismo día, Jesucristo nuestro Salvador resucitó de entre los muertos - San Justino, Apología 1, 67, año 150

Discípulo del mismísimo San Juan, por lo tanto un testimonio de peso de los primero cristianos, el orden de las cosas antiguo a pasado a una nueva esperanza, no observando el sábado sino el Día del Señor.

Esta práctica se remonta a los tiempos apostólicos:

El primer día de la semana, estando nosotros reunidos para la fracción del pan, Pablo, que debía marchar al día siguiente, conversaba con ellos y alargó la charla hasta la media noche. - Hechos de los Apóstoles 20, 7-12

Pero miremos aspectos interesantes que nos ayudarán a reafirmar sobre este día:

Nuestro Señor Jesucristo, resucita un domingo:
El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. - San Juan 20, 1

Se le apareció a las dos mujeres el día Domingo:

En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: "¡Dios os guarde!" Y ellas, acercándose, se asieron de sus pies y le adoraron. - San Mateo 28, 9

A los Apóstoles, el Domingo:

Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz con vosotros." Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor.- San Juan 20, 19-20

Y hasta los discípulos de Emaús es en un Domingo donde aparece el Resucitado >>> San Lucas 24, 13 - 34

Tenemos la proclamación de fe de Santo Tomás Apóstol (San Juan 19, 26-28) y Pentecostés que lo reciben el día Domingo.
Vemos a San Pablo recomendar para la colecta el día Domingo:

Cada primer día de la semana, cada uno de vosotros reserve en su casa lo que haya podido ahorrar, de modo que no se hagan las colectas cuando llegue yo. - 1º Corintios 16, 2

Y en especial, vemos la importancia del domingo y de manera temprana, el llamar al día: Día del Señor:
Caí en éxtasis el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz, como de trompeta, que decía: - Apocalipsis 1, 10

Así vemos, como desde el Nuevo Testamento, el día importante entre los cristianos viene a ser el Domingo y como no es nombrado el Sábado para ser guardado, dejo este versículo:

Por tanto, que nadie os critique por cuestiones de comida o bebida, o a propósito de fiestas, de novilunios o sábados. Todo esto es sombra de lo venidero; pero la realidad es el cuerpo de Cristo. - Colosenses 2, 16 - 17

La realidad es Cristo... ya sobre la pugna del sábado es antigüa desde los Judaizantes...
Un saludo en el Sagrado Corazón!!
Elaborado por: Christopher A. Rojas


Referencias:
Catecismo de la Iglesia Catolica: Tercer Mandamiento: 2168 al 2195



Y porqué faltar a misa el domingo es pecado?


Autor: P. Eduardo María Volpacchio
La respuesta a esta pregunta podría ser muy corta: , faltar a Misa –sin un motivo serio que lo justifique– es pecado grave.
¿Y por qué faltar a Misa el domingo es un pecado?

Porque dejando de asistir dejamos de cumplir voluntariamente una obligación grave que tenemos. Y el incumplimiento de un deber grave, es una falta grave. Por eso el punto de partida de esta cuestión es la consideración de la ley de la Iglesia que manda participar en la Misa los domingos y días festivos.

¿Por qué puede ser pecado, si quien falta a Misa no hace mal a nadie?

La gravedad de los pecados no se mide por cuánto mal hace a otros, sino por la ofensa que representa a Dios. Por eso, por ejemplo la blasfemia es un pecado grave, aunque ninguna otra persona la escuche. Por otro lado quien falta a Misa el domingo se hace daño a sí mismo y a la Comunidad eclesial a la que pertenece. La falta de Dios es una carencia peligrosa: hace daño al alma.


¿Cuáles son las obligaciones del católico?

Los católicos, además de los Diez Mandamientos que resumen la ley natural y que son válidos para todos los hombres –no sólo para los cristianos-, tenemos otras obligaciones específicas por serlo: son los cinco Mandamientos de la Iglesia. Se trata de algunos deberes que regulan y encauzan la forma concreta de ser católicos: cómo nosotros amamos a Dios y le rendimos culto en la Iglesia. Entre ellos se encuentra la obligación de participar en la Santa Misa los domingos y fiestas de precepto. Es una de las obligaciones más básicas de los católicos. Sorprendentemente algunos católicos desconocen sus obligaciones. Y otros no acaban de creerse que existan verdaderos deberes que los obliguen. Piensan que por ser el amor la máxima ley cristiana, todo tendría que ser amor espontáneo, sin obligaciones. Pero esto no es así, ya que el amor es muy exigente: cuánto más amor, más exigencia de manifestarlo y de evitar todo lo que lo ofenda.


¿Es un consejo o es una ley?


Es importante distinguir los consejos y las leyes. Una cosa son las recomendaciones de cosas buenas que nos dan para ayudarnos a ser mejores: “procura ayudar a los demás”, “trata de rezar el Rosario”, etc. En este caso haremos lo que nos parezca oportuno, pero sin estar obligados en conciencia a seguir dichos consejos. Obviamente no pecamos, si decidimos no seguir un consejo.

Otra muy distinta son las leyes que nos obligan en conciencia: las leyes establecen estrictos deberes.

Entonces, ¿el incumplimiento de las leyes es pecado? Tenemos que distinguir entre la ley divina –que viene directamente de Dios- y la ley eclesiástica –dictada por la Iglesia para concretar modos de servir y honrar a Dios.

La ley divina regula cuestiones esenciales de la vida, por lo que no admite excepciones: su incumplimiento siempre es malo, no puede no ser pecado. Es el caso de los Diez Mandamientos.
En cambio, la ley eclesiástica trata de unas concreciones mínimas de la Iglesia para ayudarnos a vivir la vida cristiana y no tiene intención de obligar cuando existe una grave dificultad para cumplirla. Por esto la ley eclesiástica no me obliga cuando su cumplimiento me representa una incomodidad grave: si un domingo estoy enfermo o tengo otra dificultad que me lo hace muy difícil no tengo obligación de ir a Misa. Pero en situaciones normales obliga de tal manera que su incumplimiento es pecado. Porque el desprecio de la ley de la Iglesia no puede ser bueno. Y no darle importancia, dejar voluntariamente de cumplirla, sin motivo, supone de hecho un desprecio. Como no es una cuestión de opiniones personales, sino de lo establecido por la Iglesia, que es quien ha establecido las leyes eclesiásticas.

Veamos ahora qué nos enseña el Catecismo de la Iglesia Católica acerca de estos mandamientos (he resaltado con negrita las partes específicas sobre este tema).

LOS MANDAMIENTOS DE LA IGLESIA

2041 Los mandamientos de la Iglesia se sitúan en esta línea de una vida moral ligada a la vida litúrgica y que se alimenta de ella. El carácter obligatorio de estas leyes positivas promulgadas por la autoridad eclesiástica tiene por fin garantizar a los fieles el mínimo indispensable en el espíritu de oración y en el esfuerzo moral, en el crecimiento del amor de Dios y del prójimo.
Los mandamientos más generales de la santa Madre Iglesia son cinco:

2042 El primer mandamiento (oír misa entera y los domingos y demás fiestas de precepto y no realizar trabajos serviles") exige a los fieles que santifiquen el día en el cual se conmemora la Resurrección del Señor y las fiestas litúrgicas principales en honor de los misterios del Señor, de la Santísima Virgen María y de los santos, en primer lugar participando en la celebración eucarística, y descansando de aquellos trabajos y ocupaciones que puedan impedir esa santificación de estos días (cf CIC can. 1246-1248; CCEO, can. 880, § 3; 881, §§ 1. 2. 4).

El segundo mandamiento ("confesar los pecados mortales al menos una vez al año") asegura la preparación para la Eucaristía mediante la recepción del sacramento de la Reconciliación, que continúa la obra de conversión y de perdón del Bautismo (cf CIC can. 989; CCEO can.719).

El tercer mandamiento ("recibir el sacramento de la Eucaristía al menos por Pascua") garantiza un mínimo en la recepción del Cuerpo y la Sangre del Señor en conexión con el tiempo de Pascua, origen y centro de la liturgia cristiana (cf CIC can. 920; CCEO can. 708. 881, § 3).

2043 El cuarto mandamiento (abstenerse de comer carne y ayunar en los días establecidos por la Iglesia) asegura los tiempos de ascesis y de penitencia que nos preparan para las fiestas litúrgicas y para adquirir el dominio sobre nuestros instintos, y la libertad del corazón (cf CIC can. 1249-51; CCEO can. 882).

El quinto mandamiento (ayudar a las necesidades de la Iglesia) enuncia que los fieles están además obligados a ayudar, cada uno según su posibilidad, a las necesidades materiales de la Iglesia (cf CIC can. 222; CCEO, can. 25. Las Conferencias Episcopales pueden además establecer otros preceptos eclesiásticos para el propio territorio. Cf CIC, can. 455).

Y en concreto, sobre la Misa dominical, señala:

2177 La celebración dominical del Día y de la Eucaristía del Señor tiene un papel principalísimo en la vida de la Iglesia. "El domingo en el que se celebra el misterio pascual, por tradición apostólica, ha de observarse en toda la Iglesia como fiesta primordial de precepto" (CIC, can. 1246,1).

"Igualmente deben observarse los días de Navidad, Epifanía, Ascensión, Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, Santa María Madre de Dios, Inmaculada Concepción y Asunción, San José, Santos Apóstoles Pedro y Pablo y, finalmente, todos los Santos" (CIC, can. 1246,1).

2178 Esta práctica de la asamblea cristiana se remonta a los comienzos de la edad apostólica (cf Hch 2,42-46; 1 Co 11,17). La carta a los Hebreos dice: "no abandonéis vuestra asamblea, como algunos acostumbran hacerlo, antes bien, animaos mutuamente" (Hb 10,25).


La obligación del Domingo

2180 El mandamiento de la Iglesia determina y precisa la ley del Señor: "El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la Misa" (CIC, can. 1247). "Cumple el precepto de participar en la Misa quien asiste a ella, dondequiera que se celebre en un rito católico, tanto el día de la fiesta como el día anterior por la tarde" (CIC, can. 1248,1)

2181 La eucaristía del Domingo fundamenta y ratifica toda la práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados a participar en la eucaristía los días de precepto, a no ser que estén excusados por una razón seria (por ejemplo, enfermedad, el cuidado de niños pequeños) o dispensados por su pastor propio (cf CIC, can. 1245). Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave.

2182 La participación en la celebración común de la eucaristía dominical es un testimonio de pertenencia y de fidelidad a Cristo y a su Iglesia. Los fieles proclaman así su comunión en la fe y la caridad. Testimonian a la vez la santidad de Dios y su esperanza de la salvación. Se reconfortan mutuamente, guiados por el Espíritu Santo.

2183 "Cuando falta el ministro sagrado u otra causa grave hace imposible la participación en la celebración eucarística, se recomienda vivamente que los fieles participen en la liturgia de la palabra, si ésta se celebra en la iglesia parroquial o en otro lugar sagrado conforme a lo prescrito por el Obispo diocesano, o permanezcan en oración durante un tiempo conveniente, solos o en familia, o, si es oportuno, en grupos de familias" (CIC, can. 1248,2).

Reflexión: Motivos comúnmente aducidos para no ir a Misa

1. Pereza- "Prefiero quedarme durmiendo". En realidad los motivos que siguen son sólo excusas para cubrir este primero. No parece que sea un motivo muy racional, meritorio o valioso.

2. No tengo ganas / No lo siento.- ¿Desde cuándo tus ganas son ley que hay que obedecer? ¿Es que tus ganas son más importantes que la voluntad de Dios? Además a Misa no vas porque a ti te guste sino para agradar a Dios. Se va a Misa a honrar a Dios y no a honrarte a tí. Es decir que mientras que a Dios le agrade… no hay problema… la cosa va bien. Y si te cuesta… ¿acaso Dios no merece ese sacrificio que incluso hace más valioso y meritorio el acto?

3. Me aburro- La acusación más frecuente contra la Misa es que es aburrida. Refleja bastante superficialidad… en cuanto que a Misa no vamos a divertirnos… Y es un problema personal, en cuanto que no parece que Dios sea aburrido -es la perfección absoluta-. Además si tanta gente va a Misa con gusto, algunos incluso todos los días… será que algo le ven… que a tí se te escapa… La solución será descubrir qué tiene la Misa para que los cristianos la consideren tan importante.

4. Es siempre lo mismo- Si se tratara de una obra de teatro o de una película.. estaría absolutamente de acuerdo contigo. Pero no es una representación teatral… Es algo vivo, que pasa ahora. No eres (al menos no deberías ser) un espectador. Eres partícipe, actor. Imagínate que alguien dejara de asistir a un asado porque en los asados siempre pasa lo mismo… (perdón a la Misa por la comparación).

5. Desinterés- Las cosas de Dios no me interesan. Si Dios te resbala… estás en problemas… Habrá que ver como solucionar la falta de apetencia de lo divino… que te hace no apto para el cielo…

6. No tengo tiempo- No parece que lo que te pide Dios -1 de las 168 horas de la semana- sea una pretensión excesiva. En concreto, quien te creó, te mantiene en el ser y te da lo que te queda de vida -y sólo El sabe de cuánto se trata…- se merece el 0,59% del tiempo que El te da. Si no tienes tiempo para Dios… ¿para quién lo vas a tener?

7. Otros planes mejores- No parece que a Dios le interese competir con el fútbol, hockey, cine… No te olvides que el primer mandamiento es "amar a Dios sobre todas las cosas"… Si tienes otros planes que te importan más que Dios… quizá el problema más que en el tercer mandamiento está antes en el primero…

8. Tengo dudas de fe- La fe es un don de Dios, con lo cual hay que pedirla. Alejarte de Dios dejando de ir a Misa, no parece el mejor método para resolver dudas la fe e incrementarla… La frecuencia de sacramentos -confesión y comunión- es la más efectiva manera de aumentar la fe.
9. Estoy peleado con Dios- "Hubo algo que pasó en mi vida (la muerte de un ser muy querido, un fracaso muy doloroso, una enfermedad… o cualquier otra tragedia) que me hizo enojar con Dios: si El me hace esto… ¿por qué yo voy a ir a Misa? Es la manera de mostrarle a Dios mi disconformidad con la forma de tratarme". Hay quienes dejan de ir a Misa como una manera de vengarse de Dios, pero en los momentos de dolor ¿no será mejor refugiarnos en Dios y buscar su fortaleza más que reaccionar como un chiquito caprichoso de tres años? El sabe mas… Además, acusar de maltratarnos a quien más nos quiere y murió por nosotros … ¿no será demasiado? ¿No seré yo el que pierdo… alejándome de Dios?

10. "Hay gente que va y después se porta mal"- "Yo no quiero ser como ellos", dices seguro de ti mismo. "Además, hay otros que no van, y son buenos". Es evidente que ir a Misa sólo no basta. Pero, no se puede mezclar la física nuclear con el dulce de leche, ya que las dos cosas no tienen nada que ver. En aquellos que van y después no son honestos, lo que es malo es ser deshonestos… no el hecho de ir a Misa… que sigue siendo algo bueno aunque ellos después se porten mal… Además la causa de su supuesta deshonestidad no es el ir a Misa. Lo mismo se puede decir de los "buenos" que no van a Misa: su "bondad" no procede de su falta de Misa… y tan "buenos" no serán si les falta una dimensión tan importante de bondad como la bondad misma… es decir Dios. Por otro lado, yo creo que nadie en el mundo se atrevería a decir que los que no van a Misa son mejores que los que van… Finalmente, esto no es un concurso de bondad, ni comparaciones… sino tratar de determinar cuán bueno es ir a Misa. Y claramente, el dejar la Misa no mejora a nadie… en todo caso lo empeora…

11. No me he confesado y entonces no puedo comulgar- No es necesario comulgar, ni hay ninguna obligación de hacerlo. No comulgar no es pecado; no ir a Misa, sí. Además el problema se solucionaría bastante fácilmente con una breve confesión…
12. Llevarle la contraria a mis padres- Ofender a Dios para hacer sufrir a tus padres no parece una actitud muy inteligente…

13. El cura me cae mal- Por más tarado que te parezca el cura, no vas a Misa para darle el gusto, ni para hacerle un favor. El no gana ni pierde nada con tu asistencia o ausencia. El que gana o pierde, eres tú: tu amor a Dios. Además… estoy seguro de que la ciudad en que vives es lo suficientemente grande como para que puedas encontrar alguno que te caiga más simpático…
Textos del Pbro. Eduardo Volpacchio


Reflexión: La Visión de San Bernardo

Este gran santo vio que mientras las personas asisten a la Santa Misa los ángeles anotan cada Misa así:

  • EN LETRAS DE ORO, para darles gran premio, a quienes asiste con fe y devoción al Santo Sacrificio.
  • CON LETRAS DE TINTA a quienes asisten con menor atención y menos piedad. Ganaran menos premios.
  • LETRAS DE AGUA que no se pueden leer, a quienes asisten sin devoción y sin atención. Se quedan sin muchos premios que iban a recibir.
EXAMINA TUS MISAS. ¿Con qué atención y devoción asistes?

De eso dependerá mucho el premio que vas a recibir de Dios. Cuanto más te esfuerces por participar mejor en la Santa Misa, mayores serán los favores que vas a recibir del cielo.

El Valor de la Santa Misa:

Vale más que todas las demás oraciones.
  • El buen católico se conoce por su gran amor a ella.
  • Se consigue el perdón de los pecados veniales y descanso para las almas del purgatorio.
  • "Si la gente supiera lo que se obtiene asistiendo a una Misa, llenaría todos los templos cada día" ( San Leonardo)
  • "La más excelsa ocupación que pueda tener una persona es asistir a la Santa Misa" (Papa Pío XII)

Para muchos quizás los primeros minutos de la eternidad serán para llorar al ver los inmensos tesoros que se iban a conseguir si hubieran asistido más a Misa.

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