Exámen de conciencia

Para una nueva vida
 Examen de conciencia 

Porque Confesar los pecados ante el Sacerdote? Pero sí el Sacerdote es un pecador podrá perdonar los pecados? La Biblia nos manda a confesar los pecados solo directamente a Dios ¿Qué harían Uds. si tuviesen solamente cinco minutos de vida, y lo supiesen? Yo creo que puedo predecir lo que harían. En primer lugar, confesarían todos sus pecados a Dios; y en segundo lugar le pedirían más tiempo de vida, porque cinco minutos no son suficientes, ¿verdad? 

Dios, Padre misericordioso, que reconcilio consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" 

Ritual de la Penitencia, una buena confesión. 

Estamos invitados a una nueva vida..

Exámen de conciencia 
La reconciliación es ayudarnos a recobrar la gracia de Dios, perdida por el pecado mortal, y a prepararnos a amar intensamente a Dios y a servirlo a El y al prójimo con nuestra vida. Todo pecado es, pues, un alejamiento de Dios, un rechazo del Amor y destrucción de la obra que el mismo Amor había realizado en nosotros y alrededor de nosotros.

 El Sacramento de la Reconciliación es necesario, porque el pecado una vez realizado genera la muerte y por eso es indispensable para la salvación del pecador que se le quite el pecado; cosa que ya no se puede hacer sin el Sacramento de la Reconciliación, en el cual actúa la virtud de Cristo por la absolución del sacerdote junto con las obras del penitente que cooperan con la gracia para la destrucción del pecado. Así decía San Agustín: "El que te creó sin ti, no te salvará sin ti". 

Pasos para una buena confesión 

1. Examen de conciencia. Esfuerzo sincero en recordar todos y cada uno de los pecados, repasando los mandamientos de la Ley de Dios y de la Iglesia. 
2. Dolor de los pecados. Reconocer que se ha ofendido a Dios que nos ama tanto.
 3. Propósito de no volver a pecar. La simple y sincera determinación de no volver a pecar por amor a Dios. 
4. Decir los pecados al sacerdote. De una manera concreta, concisa, clara, completa y número de veces. 5. Cumplir la penitencia. Cumplirla cuanto antes con humildad y dolor en reparación de la culpa contraída al ofender a Dios.

Mandamientos de la Ley de Dios

1. Amarás a Dios sobre todas las cosas. Pecados contra este mandamiento: *Dudar voluntariamente de Dios o de algún dogma de mi fe. *Callar pecados mortales en la confesión. *Comulgar conscientemente con pecados mortales. *Decir palabras irreverentes o blasfemias de Dios, de la Virgen, los Santos, de la Iglesia o de los sacerdotes.

2. No jurarás el nombre de Dios en vano. Pecados contra este mandamiento: *Jurar por Dios en falso. *Prometer algo a Dios con ligereza o no cumplir lo prometido.

3. Santificarás las fiestas. Pecados contra este mandamiento: *No participar en Misa completa y con atención. *No fomentar la práctica de la religión en la familia y los lugares donde convivo. *Ser causante de que mi familia se quede sin asistir y participar en Misa. *Aceptar un trabajo remunerado en días festivos sin verdadera necesidad.

4. Honrarás a tu padre y a tu madre. Pecados contra este mandamiento: *Entristecerlos con mi conducta. *Insultarlos o despreciarlos. *Avergonzarme porque son poco instruidos o están enfermos. *No saber callar sus defectos.. *Desobedecer sus mandatos. *Abandonarlos económicamente. *Hacer juicio de ellos.

5. No matarás. Pecados contra este mandamiento: *Guardar odio, rencor o envidia a alguien. *Burlarse o criticar a otros. *Poner en peligro mi propia vida y la de los demás: por descuido, suicidio, embriaguez, uso de drogas, exceso de velocidad, etc. *Impedir la transmisión y conservación de la vida: aborto procurado, anticoncepción, esterilización, fecundación artificial y eutanasia. *No cuidar mi salud, no atenderme debidamente si estoy enfermo.

6. No cometerás actos impuros
Pecados contra este mandamiento: 
*Pensamientos, palabras, conversaciones y miradas impuras hacia cualquier persona. 
*Realizar acciones deshonestas consigo mismo o con otros. 
*Pornografía en libros, revistas, cine, videos, espectáculos y diversiones deshonestas e inmorales.
 *No guardar decoro y pudor en la forma de vestir y comportarse.

7. No robarás. 
Pecados contra este mandamiento: 
*Robar bienes ajenos. 
Causar daños graves a los bienes de otros.
 *Hacer trampas en las compras o en las ventas. 
*No utilizar rectamente los recursos que envían tus padres. 
*No pagar las deudas, retener el salario de los obreros.
 *Malgastar el dinero.

8. No levantarás falsos testimonios ni mentirás.. Pecados contra este mandamiento: 
*Mentir con daño grave para el prójimo. 
*Difamar injustamente al prójimo: murmuración, calumnia, crítica, destrucción, chismes.
 *Atestiguar una cosa falsa.
 *Comunicar información grave que los demás no deben saber. 
*Escuchar con gusto la calumnia y la difamación.

9. No desearás la mujer o el varón que no es tu cónyuge. Pecados contra este mandamiento: *Adulterio mental o físico. 
*Dañar las relaciones afectivas de un buen hogar ajeno o propio o en la relación de una pareja de novios. 
*Aceptar ocasiones o amistades peligrosas.

10. No desear los bienes ajenos.
Pecados contra este mandamiento:
 *Avaricia: deseo desordenado de los bienes materiales.
 *Materialismo excesivo, lujo desenfrenado, desperdicio de las cosas. 
*Envidiar lo que tienen los demás.

Mandamientos de la Iglesia
1. Asistir y participar todos los domingos y fiestas de precepto: (Corpus Christi, N.S. de Guadalupe, Navidad y Año Nuevo). 
2. Confesarse por lo menos una vez al año.
 3. Comulgar por lo menos una vez al año.
 4. Cumplir con las normas del ayuno y de la abstinencia.
 5. Ayudar a la Iglesia en sus necesidades (limosna, diezmo).

Pecados de pensamiento: 
Son los pensamientos que nos hacen ofender a Dios y al prójimo, que nos hacen juzgar mal, darle vueltas a ideas morbosas que van contra el pudor o la integridad de las personas y que nos llevan a perder el tiempo y nos incitan al mal, a caer en la tentación y pecar. Depende de nosotros el tener pensamientos creativos u ociosos.

Pecados de palabra: Son las palabras dichas con coraje y odio, con el fin de insultar y herir a los demás; las críticas, los chismes y los juicios destructivos que hacemos de nuestro prójimo. Las conversaciones inútiles y los chistes de mal gusto.

Pecados de obra: Son todas nuestras obras que van en contra del amor a Dios y del amor y la justicia al prójimo, son los pecados que tenemos que reconocer, para arrepentirnos, sentir dolor por ellos, confesarlos y hacer el propósito de enmienda, procurando firmemente no volver a cometerlos.

Pecados de omisión: El bien que estaba a mi alcance hacer y nunca lo hice por flojera o por comodidad. Reza ahora el "Yo confieso" con plena conciencia y así acércate a celebrar el Sacramento de la Reconciliación.

GLORIA DE DIOS
La confesión ¿produce perdón?
¿Porqué confesar los pecados ante el sacerdote?

Porque Jesucristo dio poder y autoridad a sus discípulos y sus sucesores (Mateo 10,1), para perdonar los pecados en su Nombre (Mateo 18,18; Juan 20,23). Jesús, después de resucitar le dijo a sus apóstoles: “A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes no se los perdonen, les quedan retenidos” (Juan 20,23). 

El Señor fue muy claro a quienes su verdadera Iglesia perdone sus pecado les quedarán perdonados o remitidos(como lo traducen las Sectas) que significa absueltos o perdonados, por eso nos confesamos ante el Sacerdote para que en nombre de Jesús, nos absuelva de todos los pecados que hemos cometido después del Bautismo, porque: “Si decimos: “No hemos pecado”, le hacemos mentiroso, y su Palabra no está en nosotros” (I Juan 1,10).

Nos confesamos, en un acto de humildad, y obediencia al mandato de los apóstoles (Santiago 5,16) por seguir el sabio consejo Bíblico de Proverbios 28,13 y por seguir una practica habitual en el Nuevo Testamento (Mateo 3,6; Marcos 1:5; Hechos 19,18).

Este plan misericordioso de Dios, (Romanos 3,21-26), tiene numeroso respaldo tanto en la Nueva Alianza, como en el Antiguo Pacto como ejemplo: “el que es culpable en uno de estos casos confesará aquello en que ha pecado” (Levítico 5,5), “…Y el sacerdote hará por él expiación de su pecado. (Levítico 5,6). 

El sacerdote hará por él la expiación delante de Yahveh, y será perdonado en cualquiera de los casos en que fuera culpable” (Levítico 5,26).

 “Al que encubre sus faltas, no le saldrá bien; el que las confiesa y abandona, obtendrá piedad (Proverbios 28,13).

Después de su obra redentora en la Cruz, y de su gloriosa resurrección instituye el Sacramento de la Confesión (Juan 20,23), para repartir las gracias del perdón ganadas en la Cruz, de hecho redimir también es sinónimo de remitir, de allí nace el ministerio de la reconciliación como lo explica San Pablo: "Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación" (II Corintios 5,18). 

Es claro que Dios nos confió al la Iglesia (en especial a los Presbíteros o Sacerdotes) el ministerio de la reconciliación, por eso nos los reafirman los apóstoles: “Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los otros, para que seáis curados. La oración ferviente del justo tiene mucho poder” (Santiago 5,16).

En la Iglesia se Dios ha dispuestos las diversas funciones, ministerios y carismas, como leemos en (I Corintios en los capítulos 12 y 13 y en (Efesios 4,11-13), porque Jesucristo: “ha hecho de nosotros, un Reino de Sacerdotes, para su Dios y Padre, a él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén” (Apocalipsis 1,6).

¿Pero sí el Sacerdote es un pecador podrá perdonar los pecados?

El Sacerdote, como se lee en Juan 20,23 es un embajador escogido por Cristo para derramar su misericordia, y los pecados quedan perdonados, no por la santidad del Presbítero o Sacerdote celebrante, sino por el poder y la autoridad que el Señor les ha otorgado para perdonar o retener los pecados de los hombres: “Yo les digo: todo lo que atén en la tierra, el cielo lo considerará atado, y todo lo que desaten en la tierra, será tenido por desatado en el Cielo” (Mateo 18,18).

 El Sacerdote como todo cristiano esta en continuo proceso de conversión y santificación personal, y tiene menos ocasión de caer en pecados y más auxilios a su disposición, y él también debe frecuentemente debe confesarse con otro hermano en el sacerdocio ministerial. 

El Sacerdote da la absolución de los pecados en nombre de Cristo, es decir en su presencia viva y actuante, y con su autoridad delegada. “Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os suplicamos: ¡reconciliaos con Dios!” (II Corintios 5,20). 

Recurramos pues al Sacramento de la reconciliación, con confianza en la misericordia de Dios, y además el Sacerdote nos aconsejará y nos exhortará para vencer las tentaciones, dándonos remedios eficaces, para nuestro provecho espiritual.

¿La Biblia nos manda a confesar los pecados solo directamente a Dios?

No, la Palabra de Dios nos indica que como un acto de humildad y una muestra exterior de nuestro arrepentimiento y conversión interior, debemos confesar los pecados, ante aquellos que Jesús les encomendó la misión de propagar su Reino, porque Cristo Jesús quiso dar a sus seguidores el Poder y la Misión de reconciliar la humanidad con Dios, por medio de su Nombre (su presencia activa) en la Iglesia, por eso la Biblia nos manda en Santiago 5,16: “Confesad pues vuestros pecados unos a otros y orad los unos por los otros, para que seáis salvos: porque mucho vale la oración perseverante del justo”. El sacramento de la reconciliación o Confesión no es un invento de la Iglesia, como lo hacen ver algunas sectas, es una practica Bíblica, como se lee en Hechos 19,18: “Y muchos de los que habían creído venían confesando y dando cuenta de sus hechos”. Esto tiene antecedentes en el Antiguo Testamento que nos dice: “No te avergüences de confesar tus pecados, no te opongas a la corriente del río”. (Eclesiástico 4,26). Pero su cumplimiento evangélico se inicia en Marcos 1,5 con Juan el Bautista: “Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados”. “Y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados”. (Mateo 3,6).

Claro que debemos confesarnos ante Dios (Sal 32,5) porque no podemos ocultar nuestros pecados ante Dios (Sal 139,2), de antemano los conoces nuestra condición (Sal 103,14), también la sinceridad de nuestro arrepentimiento, y Dios no desprecia un corazón contrito y humillado (Sal 51,19), pero debemos reconocer nuestras faltas ante los delegados de Cristo porque así Dios lo dispuso en su Santa Palabra: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado le hacemos a él mentiroso, y su Palabra no está en nosotros” (I Juan 1,9-10).

En la Biblia vemos también otros casos donde todo el pueblo de la Antigua Alianza, se congregaba en ceremonia de penitencia y confesión de pecados ante los profetas (cf Lv 16,21; Esdras 10,1; Nehemías 9,3; I Samuel 7,6; Joel 1,14; 2,16; Jonás 3,7-10), para reconocer públicamente las faltas y pecados de la comunidad y las de sus padres (cf Lv 26,40; Joel 2,17; Nehemías 1,4-7; I Mac 7,36; Mi 7,18-20; Sal 51,5-7; Jer 14,20). “El que encubres sus pecados no prosperará; más el que confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios 28,13).

Veamos el caso del grave pecado del Rey David, el se arrepiente y pide perdón a Dios de todo corazón como se lee en el Salmo 51, pero también confiesa su culpa ante un hombre, el Profeta Natán: “Entonces dijo David a Natán: He pecado contra Yahaveh. Respondió Natán: También perdona Dios tu pecado; no morirás” (II Samuel 12,13), el profeta Josué (sucesor de Moisés) también pide que se confiesen su pecado ante él y lo hacen (Lee Josué 8,19-21), también el hijo prodigo confiesa a su padre, que ha pecado contra Dios y contra él (cf Lucas 15,21), para obtener el perdón de ambos, y recobrar su dignidad de hijo, reconocer los pecados ante otros hombres, según la Biblia, se puede y se debe hacer.

La Confesión

¿Qué es la confesión?

La confesión es el sacramento en el cual, por medio de la absolución del sacerdote, recibimos el perdón de nuestros pecados si nos confesamos arrepentidos. La sagrada Biblia dice: "Confesáos unos a otros vuestros pecados para que seais salvos".

¿Qué gracias o favores se obtienen con la confesión?

Con la confesión se obtienen tres gracias o favores especiales: 1) Nos devuelve o nos aumenta la gracia santificante: la amistad con Dios. 2) Nos da fuerzas especiales para evitar el pecado y rechazar las tentaciones. 3) Nos da asco y antipatía por todo lo que sea ofender a Dios.

¿Cuántas cosas son necesarias para hacer una buena confesión?

Para hacer una buena confesión son necesarias cinco cosas: 1) Un examen de conciencia 2) Arrepentirse de los pecados 3) Propósito de enmienda 4) Confesarse con el sacerdote 5) Cumplir la penitencia que impone el confesor.

¿Qué es el examen de conciencia?

Examen de conciencia es recordar los pecado cometidos después de la última confesión bien hecha.

"Cada uno examine su propia conducta, porque cada cual responderá por sus pecados ante Dios". (Gálatas 6,4)

¿Cómo debemos hacer el examen de conciencia?

1) Pedimos al Espíritu Santo que nos ilumine y nos recuerde cuáles son los pecados nuestros que más le están disgustando a Dios.

2) Vamos repasando los diez mandamientos para saber qué faltas hemos cometido contra ellos. Por ejemplo:

1er Mandamiento ¿Me acuesto o me levanto sin rezar? ¿Me avergüenzo de aparecer creyente ante los demás? ¿He creído en supersticiones, por ejemplo; amuletos, sales, brujas, lectura de naipes o de humo de cigarrillo, o espiritistas?

2ndo Mandamiento ¿He dicho el Nombre de Dios sin respeto y por cualquier tontería?

3er Mandamiento ¿He faltado a misa los domingos? ¿Cuántas veces? ¿Cuántos domingos voy a misa cada mes?

4rto Mandamiento ¿He desobedecido a mis padres? ¿No les he querido ayudar? ¿Los he tratado mal? ¿He perdido el tiempo en vez de estudiar o trabajar?

5to Mandamiento ¿He deseado que a otros les vaya mal? ¿He peleado? ¿He dicho groserías? ¿Tengo resentimientos contra alguna persona y no le quiero perdonar? ¿No rezo por los que me han tratado mal? ¿Me he burlado de alguien? ¿He puesto sobrenombres? ¿He tratado con dureza? ¿He dicho palabras ofensivas? ¿He hablado mal de otras personas? ¿He contado lo malo que han hecho o lo que dicen de ellos? ¿He escandalizado? (o sea, ¿he enseñado lo malo a los que no lo saben?) ¿Cuántas veces? ¿Me he aprovechado de los más débiles para golpearlos o humillarlos?

6to Mandamiento ¿He detenido en mi cerebro por varios minutos pensamientos o deseos impuros? ¿He mirado películas impuras, o revistas pornográficas o escenas impuras por televisión? ¿He dicho o celebrado chistes malos? ¿He hecho acciones impuras conmigo mismo o con algunas personas? ¿Tengo alguna amistad que me hace pecar?

7mo Mandamiento ¿He robado? ¿Cuánto vale lo que he robado? ¿Pienso devolverlo o dar eso a los pobres? ¿He devuelto lo prestado? ¿He tenido pereza en cumplir los deberes?

8vo Mandamiento ¿He dicho mentiras? ¿He inventado de otros lo que no han hecho o dicho? ¿He hecho trampas en negocios o estudios? ¿He creído que Dios no me va a ayudar?

9no Mandamiento ¿He codiciado la mujer o el esposo de mi prójimo? ¿He mirado a un hombre a una mujer de manera impura?

10mo Mandamiento ¿He deseado los bienes ajenos? ¿He sido evidioso? ¿He sido avaro? ¿He camido más de lo que necesito? ¿He sido orgulloso?

¿Qué otras preguntas me debo hacer al examinar la conciencia?

¿Cuáles son las faltas que más cometo y repito? ¿Cuáles serán las causas por las cuales cometo esos pecados? Por ejemplo: Soy de mal genio: ¿por que será? ¿será que no descanso? ¿Será que me disgusto por pequeñeces que no disgustan a Dios? (Lo que no disgusta a Dios no me debe disgustar a mí) ¿Será que me preocupo demasiado como si Dios no cuidara de mí y no me fuera a ayudar? ¿Será que no me conformo con lo que Dios permite que me suceda? ("Todo lo permite Dios para el bien de los que lo aman", dice la Sagrada Biblia)

Otro ejemplo: Hablo mal de los demás. ¿Por qué será? ¿Será que vivo juzgando a los otros olvidando lo que dijo Jesús: "no juzguéis y no seréis juzgados, condenéis y no seréis condenados" (Mt 7,1), o será que trato con personas murmuradoras que me prenden su murmuradera?

Me vienen pensamientos o deseos impuros: ¿por qué será? ¿será que veo películas impuras o malas en TV o leo revistas pornográficas o no hago bastante ejercicio físico?

Otra pregunta: ¿Cuál será el pecado mío que más le está disgustando a Dios? Si Cristo se me apareciera a ofrecerme quitarme un pecado, ¿Cuál le pediría que me quitara? ¿Qué voy a hacer para tratar de no cometer ese pecado?

¿Qué es arrepentirse de los pecados?

Arrepentirse de los pecados es sentir tristeza o pesar de haber ofendido a Dios que es tan bueno y por haber hecho, pensado o dicho lo que nos hace daño a nosotros mismos o a los demás.