La misa y sus partes

Documentos del Concilio Vaticano II sobre Liturgia
Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia
Dies Domini - sobre la santificación del domingoJuan Pablo II
Artículos de la Enciclopedia Católica
Eucaristía
Eucaristía, presencial real de Cristo
Primeros símbolos de la Eucaristía

Partes de la Misa:
Es muy importante conocer las partes de la misa para vivirla intensamente
La Misa consta de dos partes: la Liturgia de la Palabra y la Liturgia Eucarística. Otros ritos pertenecen a la apertura y conclusión de la celebración. (Instrucción General del Misal Romano)

NOTA: Las indicaciones que se indican entre paréntesis en color azul luego del título de cada parte de la Misa, corresponden a la Ordenación del Misal Romano. Las letras indican la posición que deben asumir los fieles ( P: de pié; S: sentados; R: arrodillados)

Rito de Entrada o Iniciales
Llegamos al templo y nos disponemos para celebrar el misterio más grande de nuestra fe. Acompañamos la procesión de entrada cantando con alegría.

Todo lo que precede a la liturgia de la Palabra, es decir, el canto de entrada, el saludo, el acto penitencial, el Kyrie con el Gloria y la colecta, tienen el carácter de exordio, introducción y preparación. La finalidad de estos ritos es hacer que los fieles reunidos constituyan una comunidad y se dispongan a oír como conviene la Palabra de Dios y a celebrar dignamente la Eucaristía

Son ritos introductorios a la celebración y nos preparan para escuchar la palabra y celebrar la eucaristía.

PROCESIÓN DE ENTRADA
Canto de entrada

Reunido el pueblo, mientras entra el sacerdote con sus ministros, se da comienzo al canto de entrada. El fin de este canto es abrir la celebración, fomentar la unión de quienes se han reunido, elevar sus pensamientos a la contemplación del misterio litúrgico o de la fiesta, y acompañar la procesión de sacerdotes y ministros.

SALUDO INICIAL

Terminado el canto de entrada, el sacerdote y toda la asamblea, hacen la señal de la cruz. A continuación el sacerdote, por medio de un saludo, manifiesta a la asamblea reunida la presencia del Señor. Con este saludo y con la respuesta del pueblo queda de manifiesto el misterio de la Iglesia congregada.

ACTO PENITENCIAL

Después el sacerdote invita a un acto penitencial, que se realiza cuando toda la comunidad hace su confesión general y se termina con la absolución del sacerdote.
Señor, ten piedad (Kirye)

Después del acto penitencial se empieza el Señor, ten piedad, a no ser que éste haya formado ya parte del mismo acto penitencia
l Si no se canta el “Señor, ten piedad”, al menos se recita.

GLORIA

Este es un antiquísimo y venerable himno con que la iglesia, congregada en el Espíritu Santo, glorifica a Dios Padre y al Cordero , y le presenta sus súplicas. Si no se canta, al menos lo han de recitar todos, o juntos o alternadamente.
Alabamos a Dios, reconociendo su santidad, al mismo tiempo que nuestra necesidad de Él.

ORACIÓN COLECTA
Es la oración que el sacerdote, en nombre de toda la asamblea, hace al Padre. En ella recoge todas las intenciones de la comunidad.

A continuación el sacerdote invita al pueblo a orar y todos, a una con el sacerdote, permanecen un rato en silencio para hacerse conscientes de estar en la presencia de Dios y formular interiormente sus súplicas. Entonces el sacerdote lee la oración que se suele denominar "colecta", que expresa la índole de la celebración; el pueblo la hace suya diciendo AMÉN.

Liturgia de la Palabra
Escuchamos a Dios, que se nos da como alimento en su Palabra, y respondemos cantando, meditando y rezando.
Las lecturas tomadas de la Sagrada Escritura, con los cantos que se intercalan, constituyen la parte principal de la liturgia de la Palabra; la homilía, la profesión de fe y la oración universal u oración de los fieles, la desarrollan y concluyen.

Lecturas bíblicas
En las lecturas se dispone la mesa de la Palabra de Dios a los fieles y se les abren los tesoros bíblicos. Que se haya de tributar suma veneración a la lectura del Evangelio lo enseña la misma liturgia cuando la distingue por encima de las otras lecturas con especiales muestras de honor, sea por parte del ministro encargado de anunciarlo y por la bendición y oración con que se dispone a hacerlo, sea por parte de los fieles, que con sus aclamaciones reconocen y profesan la presencia de Cristo que les habla y escuchan la lectura puestos en pie; sea finalmente por las mismas muestras de veneración que se tributan al libro de los Evangelios.

PRIMERA LECTURA


Se toma del Antiguo Testamento y nos sirve para entender muchas de las cosas que hizo Jesús.

SALMO RESPONSORIAL

Formando parte de la misma Liturgia de la Palabra tenemos los Cantos interleccionales.
Después de la 1º Lectura, sigue un Salmo Responsorial, que se toma del Leccionario. El salmista o cantor del salmo, desde el ambón o desde otro sitio oportuno, proclama las estrofas del salmo, mientras toda asamblea escucha y además participa con su respuesta. Meditamos rezando o cantando un salmo.

SEGUNDA LECTURA o EPÍSTOLA


Se toma del Nuevo Testamento, ya sea de los Hechos de los Apóstoles o de las cartas que escribieron los primeros apóstoles. Esta segunda lectura nos sirve para conocer cómo vivían los primeros cristianos y cómo explicaban a los demás las enseñanzas de Jesús. Esto nos ayuda a conocer y entender mejor lo que Jesús nos enseñó. También nos ayuda a entender muchas tradiciones de la Iglesia.
En el Nuevo Testamento, Dios nos habla a través de los apóstoles.

Después de la segunda lectura se canta el Aleluya, que es un canto alegre que recuerda la Resurrección u otro canto según las exigencias del tiempo litúrgico. El canto del Aleluya nos dispone a escuchar la proclamación del misterio de Cristo. Al finalizar aclamamos diciendo: "Gloria a ti, Señor Jesús".

EVANGELIO


Se toma de alguno de los cuatro Evangelios de acuerdo al ciclo litúrgico y narra una pequeña parte de la vida o las enseñanzas de Jesús. Es aquí donde podemos conocer cómo era Jesús, qué sentía, qué hacía, cómo enseñaba, qué nos quiere transmitir. Esta lectura la hace el sacerdote o el diácono.

HOMILÍA


El celebrante nos explica la Palabra de Dios. Conviene que sea una explicación de las Lecturas, o de otro texto del Ordinario, o del Propio de la Misa del día, teniendo siempre el misterio que se celebra y las particulares necesidades de los oyentes

CREDO o PROFESIÓN DE FE


Después de escuchar la Palabra de Dios, confesamos nuestra fe. Con el Símbolo o Credo el Pueblo da su asentamiento y respuesta a la Palabra de Dios proclamada en las Lecturas y en Homilía, y trae su memoria, antes de empezar la celebración eucarística, la norma de su fe.

ORACIÓN DE LOS FIELES



ORACIÓN UNIVERSAL

Rezamos unos por otros pidiendo por las necesidades de todos. En la oración universal u oración de los fieles, el Pueblo, ejercitando su oficio sacerdotal, ruega por todos los hombres( Papa, Iglesia, Estado, necesidades....)  La asamblea expresa su súplica o con una invocación común, que se pronuncia después de cada intención, o con una oración en silencio

Liturgia Eucarística
En la última Cena, Cristo instituyó el sacrificio y banquete pascual, por el que se hace continuamente presente en la Iglesia el sacrificio de la cruz, cuando el sacerdote, que representa a Cristo el Señor, lleva a cabo lo que el Señor mismo realizó y confió a sus discípulos para que lo hicieran en memoria suya. Cristo tomó en sus manos el pan y el cáliz, dio gracias, lo partió, lo dio a sus discípulos, y dijo: "Tomad, comed, bebed: esto es mi cuerpo: éste es el cáliz de mi sangre. Haced esto en conmemoración mía". De ahí que la Iglesia haya ordenado toda la celebración de la liturgia eucarística según estas mismas partes, con las palabras y acciones de Cristo. Ya que:

1) En la preparación de las ofrendas se presentan en el altar el pan y el vino con agua; es decir, los mismos elementos que Cristo tomó en sus manos.
2) En la plegaria Eucarística se da gracias a Dios por toda la obra de la salvación, y las ofrendas se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
3) Por la fracción del mismo pan se manifiesta la unidad de los fieles, y por la comunión ellos reciben el Cuerpo y la Sangre del Señor, del mismo modo que los Apóstoles lo recibieron de manos del mismo Cristo.

PREPARACIÓN Y PRESENTACIÓN DE LOS DONES


Al comienzo de la Liturgia Eucarística se llevan al altar los dones que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Acompaña a esta procesión el canto del ofertorio, que se alarga por los menos hasta que los dones han sido colocados sobre el altar.
En primer lugar se prepara el altar o la mesa del Señor, que es el centro de toda la Liturgia Eucarística, y sobre él se colocan el corporal, el purificador, el Misal y el cáliz, que puede también dejarse dispuesto en la credencia.
Se traen a continuación las ofrendas: es de alabar que el pan y el vino lo presenten los mismos fieles. Un sacerdote o el diácono saldrá a recibirlos a un sitio oportuno y lo dispondrá todo sobre el altar mientras pronuncia las fórmulas establecidas.
Aunque los fieles no traigan pan y vino suyo como se hacía antiguamente, con este destino litúrgico, el rito de presentarlos conserva igualmente todo su sentido y significado espiritual.
Terminada la colocación de las ofrendas y concluidos los ritos que la acompañan se concluye la preparación de los dones, con una invitación a orar juntamente con el sacerdote, y con la fórmula llamada "oración sobre las ofrendas". Así queda preparada la Oración Eucarística

Oración Eucarística o Plegaria eucarística

Este el centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de consagración. El sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo en el reconocimiento de las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio.

Los principales elementos de que consta la Plegaría eucarística pueden distinguirse de esta manera:

Acción de gracias

Se expresa sobre todo en el prefacio, en la que el sacerdote, en nombre de todo el pueblo santo, glorifica a Dios Padre y le da las gracias por toda la obra de salvación o por alguno de sus aspectos particulares, según las variantes del día, fiesta o tiempo.

Santo o Aclamación

El sacerdote con la que toda la asamblea, uniéndose a las potestades celestiales, canta o recita el Santo. Esta aclamación, que constituye una parte de la Plegaria Eucarística, la pronuncia todo el pueblo con el sacerdote.

Epíclesis

Oración con la que la Iglesia, por medio de determinadas invocaciones, implora el poder divino para que los dones que han ofrecido los hombres, queden consagrados, es decir, se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y para que la hostia inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para salvación de quienes la reciban.

Narración de la institución y consagración


Mediante las palabras y acciones de Cristo se lleva a cabo el sacrificio que Cristo mismo instituyó en la última Cena, cuando ofreció su Cuerpo y su Sangre bajo las especies de pan y vino, los dio a los Apóstoles en forma de alimento y bebida, y les dejó el mandato de perpetuar este mismo misterio.

Es el momento más solemne de la Misa; en él ocurre el misterio de la transformación real del pan y el vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros para que podamos estar muy cerca de Él. Es un misterio de amor maravilloso que debemos contemplar con el mayor respeto y devoción. Debemos aprovechar ese momento para adorar a Dios en la Eucaristía.

Anámnesis


Con la que, al realizar este encargo que a través de los Apóstoles, la Iglesia recibió de Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, recordando principalmente su bienaventurada Pasión, su gloriosa Resurrección y la Ascensión al Cielo.

Oblación

la asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno de los participantes.
Por la que la Iglesia, en este memorial, sobre todo la Iglesia aquí y ahora reunida, ofrece al Padre en el Espíritu Santo, la hostia inmaculada. La Iglesia pretende que los fieles no sólo ofrezcan la hostia inmaculada, sino que aprendan a ofrecerse a sí mismos, y que de día en día perfeccionen con la mediación de Cristo, la unidad con Dios y entre sí, de modo que sea Dios todo en todos.

Intercesiones

Con ellas se da a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros, vivos y difuntos miembros que han sido todos llamados a la participación de la salvación y redención adquirida por el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Doxología final

En la que se expresa la glorificación de Dios, y que se concluye y confirma con la aclamación, con el Amén del pueblo

Rito de la Comunión

Ya que la celebración eucarística es un convite pascual, conviene que, según el encargo del Señor, su Cuerpo y su Sangre sean recibidos por los fieles, debidamente dispuestos, como alimento espiritual. Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma alegría y amor

El Padrenuestro o la oración dominical


Preparándonos para comulgar, rezamos al Padre como Jesús nos enseñó.
Se pide el pan de cada día, con lo que también se alude, para los cristianos, el pan eucarístico, y se implora el perdón de los pecados. El embolismo, que desarrolla la última petición, pide para todos los fieles la liberación del poder del mal.

El rito de la paz
Con que los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan mutuamente la caridad antes de participar de un mismo pan.

El gesto de la fracción del pan
El celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz [originariamente era un trozo del pan consagrado en otra comunidad el domingo anterior: signo de comunión entre las diversas comunidades cristianas]

Cordero de Dios
Mientras se hace la fracción del pan y la Inmixión, los cantores o un cantor cantan el Cordero de Dios: Esta invocación puede repetirse cuantas veces sea necesario para acompañar la fracción del pan. La última vez se acompañará con las palabras danos la paz.

Preparación privada del sacerdote

Luego, el Sacerdote muestra a los fieles el pan eucarístico. El sacerdote se prepara con una oración privada, para recibir con fruto el Cuerpo y la Sangre de Cristo: los fieles hacen lo mismo, orando en silencio. Luego el sacerdote muestra a los fieles el pan eucarístico que recibirán en la comunión, y los invita al banquete de Cristo; y juntamente con los fieles formula, usando palabras evangélicas, un acto de humildad.

COMUNIÓN
Es muy de desear que los fieles participen del Cuerpo del Señor con pan consagrado en esa misma Misa. Comulgar es la mejor forma de participar del sacrificio que se celebra.
Mientras el sacerdote y los fieles reciben el Sacramento tiene lugar el canto de comunión, canto que debe expresar, por la unión de voces, la unión espiritual de quienes comulgan, demostrar, al mismo tiempo, la alegría del corazón y hacer más fraternal la procesión de los que van avanzando para recibir el Cuerpo de Cristo. Si no hay canto, se reza la antífona propuesta por la Misal.

Terminada la distribución de la comunión, el sacerdote y los fieles, si juzgan oportuno, pueden orar un rato recogidos. Si se prefiere, puede también cantar toda la asamblea un himno, un salmo o algún otro canto de alabanza.

ORACIÓN
Damos gracias a Jesús por haberlo recibido, y le pedimos que nos ayude a vivir en comunión.
En la oración después de la comunión, el sacerdote ruega para que se obtengan los frutos del misterio celebrado. El pueblo hace suya esta oración con la aclamación “Amén.”

Rito de Despedida
Son ritos que concluyen la celebración.
El rito final consta de saludo y bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea, para que cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.

BENDICIÓN

Recibimos la bendición del sacerdote, que en algunos días y ocasiones se enriquece y se amplía con la oración "sobre el pueblo" o con otra fórmula más solemne.

DESPEDIDA Y ENVÍO
Alimentados con el pan de la Palabra y de la Eucaristía, volvemos a nuestras actividades, a vivir lo que celebramos, llevando a Jesús en nuestros corazones. Con lo que se disuelve a la asamblea,  alabando y bendiciendo al Señor.